lunes, 4 de enero de 2016

Marzo...

... de paz. Y feliz serenidad.

Probablemente, hablar de felicidad es un lugar común... Una vez alguien me preguntó cuál era para mí el sentido de la vida y, cuando le respondí "ser feliz", mi interlocutor quedó sumamente decepcionado. Le pareció una respuesta muy superficial. En ese momento comprendí que no todos sentimos lo mismo acerca de la felicidad. Es decir, el valor que le damos a esta posibilidad vital depende de cómo la signifiquemos. Y muchas veces, ser feliz se confunde con un bienestar efímero tanto como con un entusiasmo exacerbado. O se comprende como un estado limitado, cuya vivencia, una vez que la pronunciamos, se esfuma; como si se tratase de un carrusel en continuo movimiento en el que estamos condenados a vivir en busca de la felicidad pero nunca nos es dado conservarla. Pocas veces se comprende la felicidad como el arte de ser feliz, como la plenitud de una vida feliz. Y es por eso que no es cosa menor apostar todo el sentido de nuestra vida a ser feliz. Y desentrañar los misterios que conlleva tal confusión mental en la que la felicidad no es un estado en el cual somos capaces de perseverar con mucho más ahínco que en cualquier otro.


Y tú... ¿eres feliz o a veces estás feliz?



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