domingo, 10 de julio de 2016

25 años...

...de crecer y vivir. 

Llegó el día de la gran reunión, hace un mes, tuvimos la dicha de compartir un encuentro de compañeros de Colegio (o de Preparatoria según sea el país), conmemorando 25 años de habernos graduado del bachillerato: "Generación 1991" del Centro Educativo Isaac Newton. Quito-Ecuador.

Confieso que tuve un momento de "pánico escénico", pese a la gran emoción y expectativa que habitaba en mí, sobretodo, al ser considerada para poder coincidir con la fecha en que fuimos convocados. Finalmente, recuperé el entusiasmo y me regalé la posibilidad de vibrar por unas horas al ritmo del bello pasado que compartimos. 


Lo que ocurre a lo largo de la vida es que nos vamos configurando con base en las experiencias comunes. Es obvio que cada uno de nosotros teje su propia historia, conserva sus propios recuerdos y atesora de manera única y particular cada una de estas experiencias. Al mismo tiempo, hay un pedacito de cada uno de nosotros en quienes han formado parte de nuestra vidas, así como, en nuestro corazón vibra un latido de cada uno de quienes han coincidido con nuestro camino. Gracias.


Fue un día realmente feliz, lleno de detalles y sorpresas hermosas. Los abrazos, el cariño, el reencuentro de las sonrisas. La emoción del relato. La certeza de tener un pasado. La dicha de habernos convertido en las personas que soñamos ser. La amistad más allá de cualquier frontera. El cariño infranqueable de una adolescencia bien vivida. La fraternidad y la solidaridad de un grupo de amigos que ahora se descubren a partir de un nuevo rostro. El orgullo de nuestros logros, que son, de muchas formas, logros comunes.


La emotividad fue más grande que cualquier relato y se abrió la puerta para volver narrarnos. Se antojan más encuentros renovados para saber más detalles de cada una de nuestras vidas. Reír, sonreír, bailar y conversar con alegría. Una y otra vez...una vez más.


Por mi parte, hay muchas cosas que contar, 25 años son, finalmente, 25 años. Además de que descubrí mi identidad "Nini"... con algunos agregrados... ni joven, ni estudio, ni trabajo, ni casada ni hijos. Lo cierto es que no tengo nada que lamentar. 


La juventud después de los 40 es, probablemente, la mejor de todas las juventudes. Bauticé esta década en la que nos encontramos, como "la última juventud y la primera vejez"... definitivamente, el mejor espacio de la vida adulta. La serenidad mezclada con la apertura al futuro, sin haber perdido la frescura y la esperanza de los primeros sueños. Logros fincados y nuevos sueños por venir. Ya no somos unos desconocidos para nosotros mismos y, una vez que logramos superar la frustación de todo lo que no fuimos o hicimos (por elegir ser y hacer lo que en su momento valoramos como lo más importante), sólo queda la satisfacción de descubrirnos como arquitectos e ingenieros de nuestro destino. Con la bendición de que todavía queda un largo trecho para tomar nuevas decisiones y cultivar los anhelos pendientes. Conservamos la docilidad de quien es capaz de dejarse conmover por otras vidas, junto con la fortaleza de conservar nuestra esencia como el bastión de nuestro carácter. No pudo ser mejor el momento para volvernos a ver y, haciendo un alto en el camino, abrirle la puerta juntos a los próximos 25 años que, sin duda alguna, serán aún mejores. 


Vivo en México, sin dejar de conservar un cariño infinito por Quito. El estudio ha sido, en mi caso, la brújula de mis pasos. En enero concluí un doctorado en ciencias, especializándome en la disciplina bioética. Soy filósofa e hice una maestría de políticas públicas. En el camino también he trabajado en distintos espacios (docencia, investigación, política educativa, bioética, derechos humanos), los cuales no se han renovado todavía y, por de pronto, estoy desempleada. Estoy dedicada a renovar energía y a volver a mí, en medio de la búsqueda de empleo; la cual es un nuevo trayecto cuesta arriba en el que todavía no aprendo cómo caminar con pasos firmes. 


Aún sin haberme casado, he tenido la dicha de amar y conservo la fe en que el hombre nacido para mí llegará en cualquier momento a mi vida y me sorprenderá de manera feliz. Los hijos, será más prudente decir: el hijo, también está en ruta de viaje próxima. Realmente, es mi sueño más grande...ser madre, consolidar una pareja y formar una familia. 


Este año ha sido de transición y consolidación, ciclos que concluyen, puertas entreabiertas que todavía no están definidas y, sin percatarme, me acompañan nuevas preguntas: ¿y ahora qué sigue?¿qué quiero hacer de ahora en adelante? ¿cuál es el lugar para mí? ¿dónde fincaré mi futuro? ¿cuál es mi destino? ¿quién soy ahora que me he convertido en la mujer que soñé? ¿dónde voy a trabajar? ¿a qué me voy a dedicar el resto de mi vida? Y he decidido disfrutar cada uno de estos días nutridos de interrogantes... hasta que los sueños de mi vida me arrebaten una vez más...


Mi días transcurren en medio de un bosque de ensueño, junto a cuatro personas caninas: Mila, Kio, Aika y Kara; y tres persona mininas: Nut, Isis y Aghape. Quienes me mantienen en contacto con la cotidianidad, ocupan gran parte de mi rutina y me enseñan la grandeza del amor incondicional.


Los quiero siempre queridos amigos, gracias por este lindo reencuentro y felicitaciones por la grandeza de sus logros. Que Dios los acompañe siempre. Amén.



Y tú... ¿qué has hecho los últimos 25 años?




Abrazo inmenso lleno de sol y magia de tortuga.
FELIZ JULIO LLENO DE LUZ Y SALUD... 

2 comentarios:

Rita Vivero dijo...

Fabuloso Mariana, me encanta saber que te has convertido en la mujer que habías soñado ser...que hacer ahora? Disfrutar de ser quien eres y plantearte nuevos sueños seguro! Los de "nini" estuvo bueno para broma, pero la verdad es que sin importar e cruce de caminos actual y aunque en este minuto no sepas que camino vas s tomar, es un privilegio ser testigo de tus reflexiones y de tu sonrisa que resume la magia de un Aura brillante y llena de luz para el mundo

... dijo...

Gracias Rita. Te mando un abrazo enorme :)