sábado, 14 de diciembre de 2019

vísperas...

... de amor.




Esta época del año es un momento para festejar nuestra capacidad de dar y amar. Llega el fin de año y de manera acelerada nuestras emociones se expanden entre las vivencias que concluyen y la esperanza de los nuevos comienzos.

Las prisas, la calma del abrazo, el brindis, la música, el baile, la luna... las ganas de hacer más de lo que logramos alcanzar. El imperativo de decir a quienes amamos lo importante que son para nosotros. La suma de los preparativos. El descanso. El agotamiento lleno de anticipación.

Quizás la nostalgia... o cierto nerviosismo por los días por venir. Por alguna razón, son días de sentir: de conmovernos. Y al mirar atrás... sólo recordar. Umbrales que se cruzan como si hubiese fronteras que no volveremos a encontrar. Lugares perdidos. Mirarnos a través del espejo de los años y reconocernos ajenos. Sabernos los mismos. 

Lo que ocurre con los días previos es que encierran cierta magia. Una magia que se asemeja a la dulzura del beso soñado. Junto con la sorpresa de un nuevo amor. Los días previos son pequeños escalones llenos de emoción. Son momentos en que latimos en vibraciones tan cercanas entre nosotros que nos convertimos en una melodía. 

Se siembra en nuestros corazones una pequeña semilla. Y revive la flor de todo lo que hemos sembrado en nosotros. Llega el perdón. 


Y tú... ¿a quién extrañas para amar?


¡Feliz luna llena...
llena de magia de tortuga!








No hay comentarios: