sábado, 27 de septiembre de 2008

determinación

Como río de arena los caminos nos llevan a nuevas decisiones inesperadas, una y otra vez. La impredecible luz del mañana ilumina y descubre verdades que no podemos ignorar, aprendemos de nosotros mismos y descubrimos nuevos rostros en quienes nos acompañan. Tan fugaz como la vida, se pierde la confianza y esta tortuga sólo se pregunta qué quiere hacer ahora.

Cómo darle la cara al rostro mezquino de quienes sentiste amigos... Será que la dinámica del empleo y la miseria de la burocracia sólo deja corazones grises que, cual fantasmas, diambulan exprimiendo la fe de los otros con minucias y ridículos escenarios de afirmación y seudo poder. Será que el alma se vende no por dinero sino por pereza de ser y futil egoísmo rastrero. Será que el trabajo comprometido es una ofensa y que la consigna es no seas, no crezcas, no sonrías. O será que yo soy incapaz de acostumbrarme a los otros.

Los policías fueron escuchados con orgullo y desde su humanidad. En medio de la agenda del terror y el mal augurio de un ejército que puede ser puesto al servicio de la guerra del crimen organizado. Vivimos un teatro en el que los verdaderos terroristas son los medios de comunicación y los estrategas "diestros". Generando la neoyorquina necesidad de una única reacción como potente detonador para vivir en un campo minado del cual ¿quién se beneficiará?

Han sido días también de escuchar a nuestro vocero institucional en su viaje de locura, golpeteando la mesa y dando órdenes sobre cómo el país es el ejemplo ante el mundo... Será que no tiene asesores o sólo dejó de escucharse en medio de brindis y arrogante ignorancia. Será que olvidó pensar antes de escribir y leer antes de hablar. O simplemente se conmociona ante el bullicio de una república que, para preservar el poder, lleva a la quiebra a los ciudadanos.

Pero, a pesar de tan malos presagios, para mí fueron días de realización, logro y festejo, de tímidas noticias lejanas que me abrieron el libro de su cara, en silencio, cual es su costumbre, despertando en mí emoción, cual es mi ingenuo hábito.. de soñar con su fantasma.

Quizá no deben indignarme tanto las resistencias ante la fuerza de mi trabajo y es tiempo de darme el abrazo de mí que quizá pronto llegue a compartir ... tras la espera. Seguir mi arena con aliento y esperanza en que, aún, un mundo posible puede ser mejor.


Y a ti ¿qué te indigna?

Feliz fin de semana tortugas!!!


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