jueves, 5 de marzo de 2009

11

No hay palabras para nombrar estos años sin tu voz. Pero sé que cada día nos has acompañado.

Gracias!

Hubo un tiempo en que el ángel y su tortuga podían reconocer su presencia a miles de kilométros de distancia. Ahora se han hecho uno y ya nada los separa.

¿Pero cómo ocurre esto?

Cada vez que dos almas se enlazan del modo que sea, por ser familia, amigas, compañeras, pareja, amorosas o amantes... nace una frecuencia única e irrepetible en el tiempo. De ahí que aún separadas se perciben y escuchan. Así, a pesar del paso de los años, al reencontrarse regeneran el tejido de su historia como cuando se unen dos piezas de un rompecabezas. El solo recuerdo invoca esta frecuencia y, a veces fracturada, requiere tiempo y paciencia para restaurarse. En el proceso, puede recodificarse o dispersarse para siempre en el infinito universo de materia expandida, mas nunca desaparecer.

Por eso, recuerden... cuando piensan en sus tortugas... cifran la mágica frecuencia que algún día los enlazó a ellas.

Y tú ¿con quién resuenas a través del infinito tiempo?

Hasta mañana!

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