viernes, 27 de marzo de 2009

sol naciente

Camina, camina el elefante, lo acompaña un canguro y un camello... la mariposa feliz cuida su andar y el sol atiza sus ideas, a tal grado, que el silencio reina mientras juntos atraviezan el desierto del planeta azul.

Le dice el elefante al canguro: "¿y tú a dónde vas?"

El canguro... medita por un largo tiempo y exclama: "¡Al sol!!!"

"Ja!" - exclama el camello - "Pero eso no es posible... además, nos estamos derritiendo en este desierto... ¿por qué? ¿por qué alguien querría algo así? Yo, en cambio, sueño con llegar a la sombra y al fin descansar."

"Pero si llegas a la sombra ya no tendrás a dónde ir mi querido amigo."
- replicó el canguro - "Yo quiero ir al sol porque estando allí siempre tienes a donde más ir, el sol penetra todos los rincones de los planetas que lo rodean y siempre está despierto... vivo... Desde su lugar, puede estar a cada instante en un lugar diferente... imaginen ¡qué aventura!!!"

El camello reflexionó por un instante al escuchar al canguro. Sin embargo, insistió: "No, estar en todas partes es igual a estar en ningún lado, en cambio, a la sombra, en la paz de tu interior puedes habitar el sitio que de verdad importa... el alma, y guardar para mañana vida y amor. Así como en mis jorobas puedo conservar líquido vital para sobrevivir mis travesías."

"Pero es necesario primero tener qué guardar, haber vivido el amor para amar y guardar de sí para dar, haberte agotado en tus caminos y haber agotado los caminos, para estar en paz y dispuesto a dejar la energía vital de la multiplicidad y el infinito, con la certeza de que el alma la alberga... entera..." - contestó el canguro.

Otro gran silencio pasó antes de que el elefante exclamara: "No no no!! no se trata de adónde vamos, se trata de elegir con quiénes queremos ir acompañados, yo quiero llegar a mi manantial y en la selva andar, pero no solo, quiero conocer el sol al despertar y recibir el abrazo de la sombra al atardecer, pero a través de una mirada llena de amor, no guardar el amor... quiero vivirlo y darlo a manos llenas, sin perder el equilibrio al seguir los caminos de mi odisea... Es sólo por ello que atraviezo hoy este desierto..."

La mariposa feliz guardó los tres mensajes y emprendió su vuelo de vida. Llegó al sol, al estar entera su alma, se resguardó en la sombra y al despertar... recibió a su amado para empezar a trazar la huella plena de su existencia... iluminada por el brillo de sus ojos al mirarse.


Y tú ¿por quién atraviezas los desiertos?

Hasta mañana!!!


2 comentarios:

Francisco Cenamor dijo...

Hola, te comunicamos que el próximo 3 de abril incluiremos un comentario sobre tu blog en el Blog literario Asamblea de palabras para que nuestros lectores y lectoras se acerquen a hacerte una visita.
Un saludo.

... dijo...

Muchas gracias!!

Saludos, con magia de tortuga.