martes, 27 de abril de 2010

providencia

Conversando con un sabio amigo, la tortuga mágica descubrió un secreto para su caparazón, fue un mensaje providencial que despertó un rayo de luz dormido en el interior de sí.

Ella comentó que le ha sido difícil elegir un compañero, siente que no puede ser ella quien tome la iniciativa: ha heredado el designio de ser mujer. Y tal parece que sólo puede consentir al ser, quizá, vista a través de una mirada.

Y fue, así, que el sabio búho, color nieve y oro, exclamó ¡no! ¡no! ¡amiga tortuga no digas tales cosas! ¡me duele sólo oírte! ¿cómo imaginas que no podrás elegir un caparazón gemelo cuando lo encuentres? ¿cómo se te ocurre?

Es muy fácil tortuga mágica, cuando estés entre sus brazos, tú sólo debes decirle que lo eliges, que lo amas, que a su lado te sientes segura y que confías en que de su mano siempre tendrás paz, que estás lista para recibir su protección y su amor porque eso te hace honestamente feliz, sólo debes decirle que te sientes a salvo en su mirada y que lo recibes tal y como es. Ten fe en mis palabras, querida tortuga, que así tu corazón gemelo escuchará que has sido tú quien lo ha elegido y, estoy seguro, lo encontrarás, no vuelvas a dudar de ti.

Una vez que el búho terminó su discurso, providencialmente, el cielo se iluminó como si fuera el primer amanecer, y nuestra mágica tortuga sintió un inmenso y tierno calor en el alma de su caparazón.


Y tú ... ¿en qué brazos estás a salvo?

Saludos amigas tortugas!!!



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Amiga tortuga, debo admitir que justo ahora me siento así. He sido víctima de los roles de género y las construcciones culturales que dictan los patrones de comportamiento para establecer relaciones de pareja. He encontrado a alguien y me siento débil para 'elegirlo'. Una vez más siento que él es quien debe hacerlo, de lo contrario, saldrá asustado ante una mujer segura que escoge y expresa abiertamente sus emociones. Odio sentirme limitada, odio tener que actuar con cautela o estrategia para no perturbar los ciclos 'normales' de cortejo. Los cuales, lejos de apegarse a la naturaleza, me parecen absurdos y desequilibrados, un tanto injustos para la mujer. Me veo a mí misma esperando su atención, esperando su llamado, su aceptación. ¿Qué clase de juego es éste? O tal vez he vuelto a elegir mal...

... dijo...

Amiga tortuga, debo decirte, primero, que lamento haberme demorado tanto en mi respuesta. Tu misiva llegó, por el contrario, cuando mi amor me abandona y me invade una gran desilusión. Recibir tu comentario me anima mucho y me recuerda no traicionar mi pasión por las letras a pesar de tener roto el corazón, ya que cuando estoy muy triste castigo mi escritura como una forma de duelo, como si me alejara de todo lo que me hace feliz, al serme negado el abrazo de mi amado y toda la felicidad de su sola presencia en mi pensamiento se me arrebatase con violencia, al saber que él prefiere estar lejos de mí.

Definitivamente, como dice mi amigo el Búho Dorado, amar es confiar, y confiar es poder decirle lo que sientes al hombre que amas sin utilizar con sus sentimientos o manipular su voluntad al ocultar los tuyos. Expresarte sin temor a su juicio. Sin embargo, como en toda relación humana (más allá de los términos amorosos) el diálogo se construye entre dos y si cualquiera de ustedes procura ocupar todo el espacio de la comunicación anticipándose a la respuesta del otro, o limitando la espontaneidad uno de otro, una parte del diálogo se rompe y con ello se alejan los corazones. Quizá el equilibrio, entre lo que te dice tu corazón y la pauta que te marca el corazón que anhelas, es el secreto para llevar el amor a puerto compartido.

Culturalmente, es un reto para nosotras aprender a amar sin esperar a ser elegidas como objetos de mercancía, a la vez que aprender a ser seducidas y disfrutar el acercamiento de la conquista como un juego cómplice de vida. Tanto como saber cómo tener iniciativa para conquistar y seducir en este acercamiento franco. Para mí sigue siendo un reto no cumplido, fracaso una y otra vez. Pero que esto no te desaliente.

Ovidio en su "Arte de amar" explica el arte de la mutua conquista como un simulacro entre nuestras naturalezas genéricas distintas, decía que la mujer oculta su pasión porque su deseo es insaciable y el hombre, en cambio, al satisfacer su deseo merma su pasión porque su placer es finito. Por lo que debemos alentarlo y postergar un poco el goce para que ellos derrochen todos sus encantos ante nosotras, llenos de fervor y entusiasmo.

Comparto con él, únicamente, el hecho de que sin complicidad la pasión sólo anida temores. Ya sea porque nuestro placer es "insaciable" y da miedo no poder hacer feliz a quien amamos. Ya sea porque al satisfacer su deseo y ver apagarse su pasión tememos no poder volver a ser la llama de su placer y que, en ese momento de saciedad, ellos encuentren nuevas pasiones. Así como que, en nuestra plenitud, que al crecer quiere más y más, nosotras busquemos nuevas pasiones (temen ellos).

No coincido en que, por esta razón, ellos no merezcan saber que los amamos casi como si un divino aire los cubriera; ni es justo guardar en secreto que a nuestro ilimitado goce le basta su voz, el simple roce de su mirada para regalarnos la plenitud. En ambos casos, lo que hombres y mujeres tememos perder al amar es dejar de ser la dicha del otro. Por eso, saber que hacemos feliz al ser que amamos nos llena de confianza y dicha, por eso, confesar que somos felices en sus abrazos les regala la confianza para no dejarnos caer al soltarnos.

... dijo...

No has elegido mal, nunca elegimos mal, lo que a veces pasa es que nos quedamos solas o solos en nuestra buena elección y el amor realizado es cosa de dos, de ahí sus grandes bendiciones. Si uno de los dos decide partir o renunciar, no basta un solo corazón para seguir adelante y debes afrontarlo sin remordimientos, pues cuando te entregas sin miedo ganas todo a tu favor. Confía en ti y el amor te guiará hasta quien elija bien contigo, sólo recuerda dar espacio y tiempo para los diálogos compartidos, pues no podemos elegir si no conservamos cierta perspectiva para descubrirnos cada día ante quien amamos.

En el camino, nunca renuncies a sonreír a través de los ojos de quien sea capaz de conquistar tu corazón, aunque sea por un instante. Porque de instantes se forja el infinito. Recibe un fuerte abrazo con magia de tortuga y muchas bendiciones para tu corazón... Mariana.

Anónimo dijo...

Gracias por compartir. Me siento mejor.

Curiosamente tu respuesta me anima a mí a escribir, yo también traicioné mi pasión desde que me invadió la tristeza por su partida.

Estoy lista para volver a escribir; no para amar. Todavía no descifro qué hacer con mi nueva vida sin él.

Necesito recuperar la magia.

Saludos... Aunque, por ahora, me quede en el anonimato.