viernes, 14 de noviembre de 2014

Al pasar de los días...

A la par que nuestro país urge por justicia y tratamos de aprender a construir los caminos de la paz, se pone en evidencia cuánto trabajo nos falta por andar. Contamos con un nuevo ombudsman, lo cual es una buena noticia. Tanto por la necesidad de una nueva etapa para que la Comisión Nacional de Derechos Humanos de cuenta de su mandato, sin negligencia ni intereses ajenos a la materia de derechos humanos. Así como, por la labor del Senado de la República para cumplir en tiempo y forma con tal designación. Es digno de mención que se haya logrado avanzar con tal propósito, a pesar de la fuerte pugna de intereses involucrados en la disputa por un organismo autónomo que cuenta con un presupuesto privilegiado y juega un papel fundamental en el equilibrio de poderes. Al mismo tiempo, si bien Luis Raúl González Pérez, cuenta con el perfil apto para tales propósitos, aún está por verse si logra llevar a cabo su responsabilidad con la excelencia que se requiere y sin favorecer los intereses de los grupos que lo sustentan. Si lo logra, sería, no solo una buena noticia, también, implicaría que estamos avanzando con hechos congruentes y contundentes hacia el camino de construir un México de garantías y sin impunidad.

Al mismo tiempo, recibimos la visita atinada de Ariel Dulitzki, miembro del Grupo de Trabajo de Desapariciones Forzadas de la ONU. Quien, sin dejar de señalar los errores en los que las autoridades incurrieron para atender con mayor celeridad, y total cumplimiento de los estándares internacionales, el caso de Iguala, señaló que dentro de lo que se está haciendo puede haber señales valiosas de que el Estado podrá dirigirse a la altura de tales estándares, a partir de lo recorrido hasta aquí. Preocupa que el Gobierno Federal se conforme con lo que cree pudo hacer, sin miramiento profundo a comprender que puede hacer más y que su voluntad por acrecentar su cultura de cabal respeto de los derechos humanos debe ir más allá de sus propias expectativas. Para lo cual es bueno que cuente con el equipo atinado, porque, al parecer, los funcionarios responsables de la materia de derechos humanos no son el mejor recurso con que cuenta Enrique Peña Nieto, tampoco brinda certezas a Miguel Angel Osorio Chong ni fortalece los trabajos de Jesús Murillo Karam. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos cumplirá un papel fundamental, a partir de su acompañamiento técnico. Y esperamos que Naciones Unidas cumpla un rol activo y persistente en este proceso, más allá del caso de Iguala. Sin embargo, es el ejecutivo quien debe garantizar que los hechos recientes, sin ser aislados, sí serán un punto de inflexión para revertir las violaciones sistemáticas a los derechos humanos en nuestro país. Estaremos atentos para que, sin autocomplacencias, se logre revertir la impunidad crónica que existe en México.

No puedo dejar de mencionar, con profunda tristeza, que Carmen Aristegui está jugando un papel poco digno en su desesperada búsqueda por crucificar al Gobierno Federal y sin muestras de que está comprometida con construir un México de paz. Aun cuando, los aciertos y la tenacidad de su labor periodística es fundamental para la fortaleza política y democrática de nuestro país. Quizá ella también debería mirar dentro de sí con la misma sagacidad con que mira a quienes no son de su beneplácito. Y, si bien, decir con justicia los errores, las carencias, abusos e incapacidades. Dar espacio también para mencionar aciertos y reconocer acciones virtuosas. Pues sería lamentable para México que su parcialidad redunde en una mengua de su credibilidad. Ganada con legítimo esfuerzo y compromiso. 


Y tú... ¿cómo acompañas el pasar de los días en nuestro acontecer nacional?




Un abrazo... 
y que la magia de tortuga 
logre nuestra reconciliación.



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