jueves, 11 de junio de 2009

besos de miel

La soledad... con sus pausas y silencios... reconcilia los tiempos y espacios, un rostro y todos los rostros, unidos en un deseo aletargado. De pronto... irrumpe un beso y se acompaña de palabras. Ella, cual sola es, se encanta de suave alegría.

Una primera cita llena de preguntas y largas historias, como si dos almas quisieran atrapar toda su vida en un instante, entre dispersiones y divagaciones, con el sólo pretexto de mirarse. Como si en un aliento se pudiera compartir la independencia, los malos y buenos recuerdos, junto al cómplice goce de sentirse. Y sin prisas, sin poner en cuestión la sonrisa, ante la suma de coincidencias y la rareza del extrañamiento, simplemente estar.

Simplemente ser...


Y tú ¿a quién quieres besar?

Buen día mágicas tortugas!

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