martes, 22 de marzo de 2011

entre la guerra y la perversión electoral

Ante los efectos que se multiplican de una batalla armada entre nosotros mismos en aras de combatir las drogas, me pregunto qué es realmente lo que de ellas queremos combatir: ¿su consumo legítimo de facto ante la preferencia generalizada de gran parte de la población? ¿su venta ilegal ante la cual nos cruzamos de brazos, refugiándonos en una añeja moralidad en la que nadie cree? ¿la criminalidad violenta de quienes han hecho de ella su sustento, generando incentivos para que sea cada día más cruenta? ¿O acaso disputamos el negocio millonario que de dicho consumo ilegal se nutre?

Confieso que yo estuve en contra de esta errática estrategia desde el primer día y hoy quisiera haber estado equivocada, pero no me desgastaré en eso ahora. Porque del otro lado de la moneda, como si fuera poco el costo de vida y futuro que de suyo ya estamos enfrentando a causa de esta "guerra", estamos en el umbral de la parálisis electoral. Los meses muertos que anteceden a toda elección presidencial en donde nadie arriesga nada, ningún proyecto se concreta, ningún presupuesto se ejecuta en tiempo y forma, mientras quienes tienen el poder de resolver los problemas que enfrentamos para desarrollarnos como ciudadanos y personas, para crecer y trabajar, para asumir corresponsabilidades y ejercer nuestros derechos, se ocupan de jugar a la balanza de las negociaciones y traficar cuotas de dominio con cinismo.


Y tú ... ¿vislumbras alguna solución para esta encrucijada?

Un abrazo mis queridas tortugas.





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