jueves, 4 de junio de 2020

8:46

...




El horror. La oscuridad. El silencio. La asfixia. El terror. La violencia. El odio. La discriminación. El oprobio. La cobardía. El dolor. La injusticia. El crimen. La muerte. El abuso. La impunidad. El acoso. La humillación. El desprecio. La persecución. El racismo. Las fobias. El abandono de nuestra humanidad.

La valentía de no callar y clamar por justicia... De callar para escuchar el sonido de las tumbas. La protesta desde cada uno de nuestros corazones. El hartazgo de un "ya basta" que se alza para defender nuestra igualdad. Ser humanos es comprender que no podemos matarnos entre nosotros. Que no hay violencia que se justifique. Y que la tortura es la forma más vil de relacionarse entre pares. 

Parece imposible de comprender la brutalidad con que seres humanos se enfrentan entre sí. Con qué propósito. Ciertamente, no se trata de sobrevivir. Se trata de ostentar el poder, de la mano del desprecio hacia todo aquello que es diferente.

Pocas cosas son tan difíciles como respetar tales diferencias. Insistimos en aniquilarlas o, en su defecto, aniquilar a quien las ostente. Sin dar un paso atrás. Sin interrogarnos a nosotros mismos sobre el instinto que irrita nuestro ánimo y nos da razones para matar. Tal vez este espacio en pausa que nos conjuga, en medio de la pandemia, nos enseñe a sacar nuestra humanidad del abandono y recuperar el respeto por el otro. Ahí en donde el otro parece ajeno... ahí en donde es imprescindible aceptar nuestras verdaderas diferencias. 


Y tú... ¿quieres despertar?


Abrazo de magia
de todos los colores...
lleno de amor
de tortuga.





No hay comentarios: