sábado, 20 de enero de 2024

el mundo...

...al revés.



Muchas veces sentimos que la fortuna no está de pie, cual debe siempre ser. Que a nuestro alrededor todo podría ser de un modo correcto. En especial cuando atestiguamos las injusticias y los horrores del mundo. O si descubrimos que somos incapaces de protegernos porque la fuerza de quien nos lastima es impredecible y porque la gente buena no vive para evitar ser agredida. Nuestro mundo sí que está de cabeza. Vivimos desprotegidos, incluso de nosotros mismos. A medida que corren los tiempos con los que se que cumplirá el primer cuarto de este siglo: la humanidad aparece como el más grande fracaso de la historia.

Lo único cierto ante la inercia demencial que domina nuestro planeta es nuestro apego a la realidad tangible. La confianza en que todo es tal y como se percibe. Que existe una única verdad capaz de orientar el verdadero saber e iluminar los senderos del conocimiento. Que sí es sí. Y no es no. Confiar en la palabra que nunca dice otra cosa que lo que nombra. Conservar la vista clara para distinguir la belleza a nuestro alrededor: ese inmenso mundo real que no necesita ser vista para existir. Descubrir nuestro lugar y comprender cuán pequeños somos junto a la gran naturaleza de la cual emana la vida. No dudar de que esta vida corpórea es la mayor bendición. Y que la mente es sólo un breve contratiempo que nos permite saber quiénes somos. Para hablar, para hacer, para entender el amor, para aprender a entregar nuestro trabajo con un propósito mayor que nuestro inmediato bienestar: trascendernos a nosotros mismos, para alcanzar el logro del esfuerzo de vida. Para saber que estamos vivos y educarnos para aprender a vivir con bien. 

En la realidad no existe el mal ni la mentira. Ambas aberraciones son el resultado de las malas obras de los seres humanos que nunca se cansan de olvidar y negar sus límites ante la certeza de que sin oxígeno: simplemente no se puede respirar.

Vivir ocultando lo evidente no es vivir: es lentamente renunciar a los latidos de nuestro corazón.  Sólo la verdad nos regala el libre ser con justicia y bondad. Nacer es saber que lo único que le da sentido a nuestra existencia es ser capaces de asumir y cumplir con nuestras responsabilidades. Que esta jornada vital es un trabajo sublime que sólo se colma con la creatividad que nace del deseo de hacer de este mundo un lugar hermoso y feliz. Todo lo demás es contradecir lo único real: la bendición de la Luz.



Y tú... ¿aprendes a crecer con verdad? ¿sabes que nada está al revés... pero sí: la maldad pone todo de cabeza? ¿luchas con justicia para que triunfe la bondad? ¿respondes a las llamadas de auxilio de los inocentes? ¿das sin recibir? ¿haces lo correcto? ¿vives con dignidad? ¿aprecias el orden natural del cosmos? ¿te niegas a claudicar ante la perversidad? ¿acudes y das socorro a las causas justas? ... Y tú ... ¿dónde estás?



Gran sábado:
buen domingo...
feliz lunes.

Que la magia no se aparte
de sus ausentes caparazones...
de tortuga: 
en proceso de extinción.

(video)





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