sábado, 9 de marzo de 2024

luna de mujer...

 ... nuevas travesías. #8DeMarzo



El festejo del 8 de marzo está lleno de significados ocultos. Tras la manifestación y la alegría de ser mujeres: anida el deseo de ser libres. Libremente reconocidas como iguales en derechos. Tanto como libres de elegir cómo ser mujer... ninguna idéntica entre sí y nunca semejantes a los hombres. Somos una forma de vida que da vida en cada uno de sus alientos al respirar. Vemos el todo en su cúspide más acabado. El ayer y el futuro se diluyen en un presente consciente de todo lo que necesitaremos mañana y en atención a todo lo vivido. Cumplimos el rol de la belleza por excelencia. Pero no de adorno decorativo. La Belleza con mayúscula: el arte de descifrar bondad y virtud en todo lo que acontece ante nuestros ojos. Cual complemento de todo aquello que ve una sola parte de la vida... de todo aquello que ocupa su presente en perseverar para ver las cosas surgir del esfuerzo masculino. Ser mujer es un orgullo. Somos fuertes y felices. Somos dignas y divinas. Merecemos respeto. Merecemos despertar la interrogación sobre nuestro ser como un enigma indescifrable que colma al mundo de certezas. Nuestra vida no puede ser puesta a juicio y sólo somos merecedoras de digna admiración.

Mañana se colma una nueva luna que dotará de sentido nuestro ser mucho más que mujeres... ser humanas. Así, la primavera abrirá a su paso los caminos de los nuevos mares que nos llaman a ser el tesoro de toda la humanidad: su posibilidad de preservarse... la dicha de la vida y el deleite por la elegancia y el buen vivir. Ser mujer es también la sofisticación del buen gusto por el habitar nuestro hogar... nuestro ethos y guarida. Nuestra alma tanto como nuestra casa. El culto a la sacralidad de nuestro cuerpo tanto como el encomio de nuestro carácter forjado por nosotras mismas. 

Que cese la agresión contra nosotras... destinadas a la pureza del amor que se brinda a manos llenas y a las enseñanzas del ser nosotras mismas sin premio alguno. Somos la posibilidad de acrecentar todo aquello que recibimos y expandir todo aquello que procuramos. Todo hombre debiese dar gracias por haber llegado, alguna vez en su vida, a conocer a una mujer a cabalidad. Por haber descifrado tal interrogante y dejarse maravillar ante su luz. Por haber seguido su ejemplo: sabiendo que somos distintos modos de existir y con orgullo hablar de sí tanto como es capaz de valorar a una mujer. Como su igual y en esa aparente semejanza: como el ser siempre inalcanzable al dominio de su comprensión. Sin distinción de género: sin discriminación. No hay rivalidad posible. La complementariedad en términos solidarios es ineludible: es la única vía de comunicación entre mujeres y hombres. 

Para quienes gustamos de los hombres... sólo esperamos de ellos ser vistas tal y cual somos ante nuestro propio corazón. Sin disimulos, sin reglas que nos opriman, sin limitaciones que nos obliguen a ser quien no queremos ser. Recibir con respeto la posibilidad de tener un compañero que sepa que en cada una de nosotras hay un ser tan pero tan valiente: que elige ser su compañera con el anhelo de siempre estar orgullosas del hombre que amamos y con quien elegimos construir una vida entera. 

Las mujeres somos una vida consciente de todas nuestras posibilidades. Al amar, al descubrir a quién amamos, tomamos una decisión cierta de todo lo que estamos dispuestas a abandonar de nuestros propios planes, anhelos, sueños... para poder dotar de una vida común nuestro presente. Nosotras nacemos sabiendo cuán independientes podemos ser. Desde niñas cultivamos el trazo de nuestra vida y aprendemos a bordar de la mano de los sueños del hombre que amamos... tan sólo por amor. Nos es dado saber qué es lo que queremos de la vida y cómo lo queremos. Nos gusta compartir nuestra existencia con alguien capaz de estar a la altura de las circunstancias y capaz de ser quien eligió ser de nuestra mano... tanto como alguien que sabe de sí, se conoce a sí mismo y también ha descifrado ya qué quiere de la vida.

Sí, sí somos muy exigentes. Sí, no nos gusta conformarnos con menos de todo lo que podemos pensar, imaginar y soñar. En especial, no nos gusta conformarnos con no poder alcanzar lo que sabemos somos capaces de construir con nuestras propias manos. Compartir la vida con un hombre que limita nuestro hacer es privarnos a nosotras mismas de toda nuestra capacidad creativa. ¿Por qué es tan difícil entender esto? ¿Por qué los hombres se conforman con estigmas y prejuicios que se imponen a sí mismos para nunca descubrir todo lo que implica amar a una mujer... siendo a su vez correspondidos por ella? ¿Por qué la violencia ante el hecho de no podernos aprisionar en sus cánones y caprichos? ¿Por qué la falta de empatía y simpatía ante nuestro don de ser mujer y ser cada una única en nuestro ser humanas? Ojalá el futuro nos regale más espacios de libertad en los cuales, tanto hombres como mujeres, comprendamos la dicha de descubrirnos entre sí. Amén.



Y tú... ¿puedes decir que conoces con certeza, con respeto y simpatía, a una verdadera mujer? ... ¿Has conocido alguna vez a una mujer que se vive plena en su realización vital? ... ¿Sabes que mujeres y hombres sí pueden ser amigos?





Que este domingo santo...
lleguen todas
las bendiciones
que nos liberen
con magia de tortuga...
para al fin ser vistas
como somos
ante los ojos:
de nuestro propio
caparazón.
Buena fortuna
en esta luna nueva.
GRACIAS... mágicas tortugas.


pendant la étérnité


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