...sólo del cielo baja.
Nunca es tarde para volver a empezar. No hay edad para casarse. El amor es una medida sin razón y una razón sin medida, a la vez. Sin edad. Sin fecha.
Toda soltería, ser en solitario y vida en soledad: encuentra su fin. El primer paso es saberlo. Reconocerlo y asumirlo. Actuar consecuentemente, una vez que descubres que quieres unirte en santo matrimonio. Que es tiempo de vivir tus espacios de soledad de otra manera. Que, definitivamente, nunca quisiste vivir en soltería plena. Y que una vez que eres feliz en solitario... es tiempo de vivir en pareja. Sin más.
Ahora bien, es mucho más que una certeza en nuestros caparazones...mágicas tortugas. En mi caso, lo supe demasiado joven. Yo sí no quise ser soltera. Ahora bien, yo hoy no quiero más estar sola de ninguna forma posible. Es tiempo de abrir todas las puertas de mi alma y el portón de mi corazón. Y rezar por conocer a un hombre que se habite a sí mismo en soledad reconciliada y asumida, con alegría y paz; igualmente consciente de querer vivir en pareja... para poder volver a soñar con bendecido casamiento. Pues para casarse se requieren dos voluntades igualmente enamoradas: convencidas de vivir y convivir en comunión entre sí.
Mutuo respeto, ilusiones compartidas. Detalles cotidianos. Trabajo mancomunado. Construir hogar. Compartir casa. Apasionarse por la vida. Amar. Comunicarse y comprenderse. Vivir felices.
Y tú... ¿valoras el matrimonio?
Feliz jueves...
lleno de magia de tortuga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario