lunes, 11 de agosto de 2008

carretera y libertad

Finalmente, terminó oficialmente mi primer semestre de doctorado, el coloquio no fue tan mala idea después de todo y el regreso a casa: un respiro de libertad. Cada noche al tomar la carretera, siento que dejo atrás todo el peso de la gran ciudad y una fuerte alegría me invade. Aún cuando ahora no puedo regresar todos los días, o quizá por ello, ese momento al tomar el camino en donde ya sólo te espera una vía homogénea cifrada por curvas, que con el tiempo memorizas una a una como si recorrieras el tiempo de una vida en cada viaje, es uno de los momentos preferidos de mi día, después de llegar a mi guarida del bosque y del cielo estrellado acompañado de la luna.

Y así, llego a casa... a descansar, tras una rica cena, juegos y cariños de la familia gato, quehaceres de hogar, lluvia y humedad que ya dejan su huella en las paredes e impregnan todo con olor añejo. En medio de los preparativos del día siguiente y guardando un momento para contarles, queridas tortugas, que estoy muy contenta porque me fue muy bien en esta temida evaluación. En especial, porque la disfruté y, poco a poco, siento esta experiencia algo más mío, gracias a que permito que todos se apropien de mi investigación tanto como yo.

Gracias por acompañar con magia de tortuga este espacio de anécdotas, sentires y saberes.


Y tú ¿qué me quieres contar?

Hasta mañana.


No hay comentarios: