El cuerpo cifra milímetro a milímetro su historia. Caídas, emociones, alegrías y tristezas... las buenas noticias... las malas noticias... el pasado e incluso el futuro.
¿Cómo?
Como un circuito de energía en cuyo trayecto se sintoniza, se interrumpe, se concentra, se vacía... o simplemente cambia su flujo... y, con ello, su ritmo.
Es así que cada uno de nosotros es un tiempo único e irrepetible. Es así que podemos reconfigurarnos sin morir... o morir sin dejar de ser.
Siendo y no siendo los mismos... diría el fuego de mi querido Heráclito.
Y tú ¿conoces el tiempo de tu fuego?
Hasta mañana!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario