viernes, 26 de marzo de 2010

una vida entera

Por momentos, el tiempo del bosque se interroga sobre un secreto que, desde las raíces del cielo, recibió en forma de pregunta.

¿Será posible el amor profundo? ¿con pasión y, al mismo tiempo, con la serena solidaridad de compartir sin esfuerzo los largos silencios, las noches de insomnio, las preocupaciones comunes y las propias; en la cotidianidad, aspirar a la fidelidad en pareja e incluso, con soberbia, soñar con el compromiso de toda una vida?

Ciertamente, se abre esta posibilidad cuando dos voluntades deciden hacerse una, sin perder su autónomo deseo, pero desprendidas del que pudo ser un proyecto de vida en solitario.

De ahí, quizá, la duda que a algunos invade sobre si ésta o aquélla fue la mejor decisión, de ahí la incertidumbre previa a la resolución, cuando la vida nos ofrece la posibilidad de vivir en par o seguir siendo non.

Finalmente, mis queridas tortugas, a cada caparazón le ha sido regalada una música y no hay armonía más que entre dos.

¿O será que es posible vivir sin amor?
... Al paso de los años, sólo una cosa conserva su sentido, más allá de las aparentes recompensas de las estructuras de sociabilidad humana: aquello que supimos dar, las palabras compartidas y los abrazos entre risas y sonrisas.


Y tú... ¿prefieres bailar o soñar?

Dichosa vida con mágica música de tortuga.





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