miércoles, 25 de abril de 2018

posdebate...

... ¿presidencial? #ELECCIONES2018 #DebateDelDebate


¡¡Queridas tortugas!! ¡¡Qué días!!

Más que un respiro profundo nos hace falta. Esta semana, en cambio, fueron mis muelas las que me dieron una fuerte batalla. Y no sé ustedes... yo siento un huequito en el corazón de todo lo que nos quedaron a deber nuestros candidatos en su primer debate. No se trata de quién ganó o quién perdió. Eso depende de qué criterios utilicemos para ponderar nuestras valoraciones sobre su desempeño. Se trata de lo que nos merecemos los ciudadanos. Nos sentimos como si el mar ante nosotros hubiese retraído su marea dejándonos en una tierra desierta.

Este sentimiento que, por el momento, nos invade no debe ser motivo para desalentarnos o desmotivarnos. Mucho menos, razón para violentarnos. No nos dejemos engañar por los efectos mediáticos de la inmediatez de un evento. Por los surfistas oportunistas que tratan de remontar en medio del naufragio. Hay que buscar en el fondo de las palabras de cada uno de los candidatos para delucidar aquello que de verdad representan. Y abrir bien los ojos porque el oleaje regresará vivificado, sin moros en la costa.

Andrés no perdió el debate. Es cierto que, tanto Bronco como Anaya, dieron cuenta de sus fortalezas escénicas. Sin embargo, usaron éstas para amedrentar, agredir, confundir, engañar, poner la nota, hacerse relucir. Sin otro fundamento, ni fin, que capitalizar un voto que no se razone, un voto que nazca de nuestros temores profundos, un voto útil que oculte las atrocidades que ambos enaltecen con su pobre carrera política. 

Para mí, ésta fue la faceta más indignante del debate. Un Anaya que cree que puede abusar de su público e imponer su agenda con datos falsos y conclusiones maniqueas: la mejor expresión de una mente simplista. "Empoderado" al estilo Fernández de Cevallos... (creo que no hay nada más regresivo que esto). 

Un "Frente" que, con ruido y "argumentos", en apariencia: razonables y articulados, está dispuesto a recrear la realidad que necesita para vencer la voz de la esperanza. Porque sus filas están convencidas de que saben mejor que nosotros lo que queremos. Un montaje que engendra encono en donde no lo hay. Al estilo de los sofistas, mezclan el presente con el pasado, inventan un futuro y trasgreden la ética de la vida. ¿Cómo dialogar con el fascismo? La intolerancia de Anaya es apabullante. No es lo que dice lo que de verdad cuenta. Lo alarmante, es la intención con que se expresa, la necesidad de mentir para convencerse a sí mismo de que es quien dice ser y su disciplina militar para seguir un libreto prefabricado por las voces de otras personas. 

¿Quién es él? ¿Cuál su congruencia? ¿Cuál es la trayectoria de su trabajo que respalda el discurso que ahora utiliza para su provecho? ¿Cuál ha sido su contacto real con la vida de nuestro país? Su discurso es un hartazgo de palabras en las cuales él no cree. Sin importar cuán efectivas parezcan. 

Anaya agredió a México. Atropelló el honor de nuestra democracia. Y eso nos dejó a todos profundamente dolidos, irritados, golpeados... desesperanzados. Porque solo aspiró, de manera vil, a sembrar duda en donde hay amor.

Meade y Margarita se quedaron al margen. Rebotaron, se aplanaron. Perdieron de vista la necesidad que tienen de hacer un diagnóstico más severo para dejar en claro porqué la continuidad, con algunas mejoras, pero sin cambiar de rumbo, es realmente una opción para México: de cara a la elección del 1 de julio. Zancadillas más, zancadillas menos... hacia Andrés Manuel. Da lo mismo. El contrafuerte frente a Anaya... un poco inútil e infructuoso, si tomamos en cuenta que representan la misma visión de país. Entonces sólo compiten por el prestigio o desprestigio de su nombre, de su cercanía o menos cercanía a la corrupción que acompaña sus divergentes trayectorias. Ahí no hay mucho que ponderar. ¡Ni modo que la apuesta sea por quién esté más limpio en medio del lodo que los tres comparten! 

Los tres legitiman el sistema de violencia que nos atraca como sociedad. Y de eso no pueden librarse. Los tres han sido colaboradores cercanos del rumbo y las decisiones que nos arrojaron a la disyuntiva, entre un México de guerra o un México de paz, que hoy avistamos. Es un túnel sin salida. Cualquier otra cosa que traten de defender o denunciar... son minucias... superficialidades. Retoques de maquillaje. Hojalatería y pintura. 

Andrés Manuel fue inusitadamente cauto. Nos dejó atónitos. Nos quedamos con ganas de expresiones renovadas para sumar argumentos a las ideas ya expuestas en sus spots. Extrañamos datos precisos con miras hacia las decisiones del futuro. Necesitamos un esbozo más cuidadoso de acciones específicas. Y es indispensable un diagnóstico, de preferencia técnico, sobre los problemas que vamos a resolver. Esto nos brindará un contexto más sólido para apreciar el sentido profundo, la pertinencia y la relevancia de sus propuestas de solución. #AMLO2018

Nuestro candidato venció sus propios demonios. Mostró ecuanimidad. Y resistió la necesidad (y la necedad...) de responder al golpeteo psicótico de sus contrincantes. ¡Bravo! Y sí, nos sabe raro. Nos da miedo perder la alegría que sentimos porque estamos a punto de acariciar nuestro gran sueño: el México que todos merecemos. Queremos abrazarlo. #AMLOPresidente

Pero lo más importante es que necesitamos confiar en él... tanto como él confío en nosotros para mostrar el rostro más pacífico de su ser y salir avante tras el primer round. Sus artes políticas brillaron. Y su luz aparece, si logramos desempolvar las migajas con las que trataron de empañarlo. #NoEsPorPresumir

Se sintió cómodo (y nos regaló una cara traviesa de quien sabe que va ganando). No se enojó (y se resguardó sin afán en su ingenuo despite). Se aburrió (incluso mirando al techo con picardía) y con justa razón. No tuvo contrincantes a la altura de su proyecto de Nación. Yo me deleité con su desenfado. #AMLOVE

Fue consistente y consecuente. Arrancó con la Amnistía, no impunidad. Desarrollo socioeconómico y cultura de paz, no violencia para combatir la violencia. Austeridad, no corrupción. Instituciones, no privilegios. Democracia, no voluntarismo.  Legitimidad, no mafias del poderResultados, no engaños. Transformación del status quo, no inercias sistémicas. Compromiso, no conveniencia. Convicción, no retórica. #MéxicoConAMLO

Sin duda, la ola se alzará en el segundo debate y veremos su defensa con la sola fuerza de sus propuestas. Sin ataques ni agresiones. Para cerrar con altura, y arrasar, en el tercer debate. Con contundencia, se desmarcará aventajadamente de sus contrincantes. Y así... #JuntosHaremosHistoria.



Y tú... ¿quieres, con la valentía, sembrar un México de paz?



¡Feliz miércoles!
¡Arriba corazones!
... ánimo lleno de
magia de tortuga...
Fuerte abrazo.




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