domingo, 8 de abril de 2018

puestos van...

... puestos vienen. Elecciones 2018. #AMLOPresidente


¡Arrancamos! 


No sé si comparten conmigo cierta sensación de trasnochada... como si el largo proceso pre electoral, veda electoral mediante, la anticipación y los largos 83 días ante nosotros... nos hubiesen agotado por adelantado. Y la duda pendiendo, cada día, sobre cuál será el resultado final. ¿Cuál será el efecto de las campañas en las tendencias estadísticas? ¿Morena logrará afianzar su posición, sin arrasar todas las posiciones, dando espacio a los pesos y contrapesos de la riqueza de un verdadero diálogo democrático? ¿Sabremos votar con base en la competencia de cada uno de los candidatos y separar nuestra preferencia presidencial de nuestras necesidades y opciones locales? ¿Votaremos sin miedo? Dependerá, en gran medida, del respeto que prive entre los contrincantes de AMLO. Porque mientras más nos presionen con el discurso de desprestigiar a la coalición #JuntosHaremosHistoria, más incentivos crecerán entre sus simpatizantes para apoyarlo: sin restricción alguna. 

Es tiempo de sumar y, esta vez, el miedo no nos impedirá luchar, con altura, por todo lo que representa este proyecto de transformación forjado con convicciones firmes. Un proyecto de paz y reconciliación. De justicia y crecimiento. Digno y amoroso.  El único que nos ofrece la certeza de un México libre y feliz. Libre del hartazgo, la incompetencia, la avaricia, la ineptitud, el oportunismo, la injusticia social, la violencia, la mentira, la opacidad, los intereses de grupo, el olvido de los más necesitados, la falta de confianza, la amenaza y el miedo. Un nuevo Gobierno que logre convertir la Ley en prácticas efectivas y sepa cómo hacer realidad: ideas consistentes, con trabajo bien hecho. Un México de concilicación que sume las diferencias para caminar con rumbo firme hacia el futuro que todos soñamos y necesitamos. Un México sin exclusiones de ningún tipo. Esta vez, el miedo no nos vencerá. Porque para #YaSabesQuién... la tercera será nuestra gran victoria.

A 10 días de haber empezado, formalmente, las campañas, me encuentro todavía desconcertada ante los desaciertos de los candidatos presidenciales, que compiten con Andrés Manuel. Quienes se empiezan a teñir de "azul panista", con un fervor desesperado por tratar de preservar las ventajas, a las que se han acostumbrado, sobre el monopolio de nuestro erario público. Sin restricciones. Con hipócrita transparencia. Con banderas justicieras para aniquilar enemigos, en nombre del supuesto combate a la corrupción. Llenos de olvido acerca de la realidad. Sumergidos, ahogados y asfixiados dentro de una burbuja de poder ilimitado que no han sabido usar para trabajar en favor del país. Abarrotados de discursos de la boca para afuera con los que tratan de defender la situación impresentable en que se encuentran. Al mismo tiempo, es irrisorio, verlos ir siempre dos pasos atrás: retomando propuestas e ideas ya expuestas por López Obrador. Es claro que no representan una opción real. Son la aspiración de una continuidad técnica, bajo el designio de las virtudes de un modelo sistémico que no logra ser suficiente, bajo ningún punto de vista, para solucionar los flagelos que nos acechan. Con la promesa de, sin aspaviento alguno, mantener el estado de "confort", en el cual solo ellos se encuentran y embelecen. No podemos seguir conformándonos con la simulación de formas vacías de contenidos sustantivos. Es tiempo de tomar partido. Es hora de decir: ya basta. Y votar por un México de paz.

No sé cuál fue la expresión más patética del arranque de campaña entre nuestros iniciados panistas vestidos: de candidata "independiente"; de un México al Frente de la promesa de un "gobierno de coalición" que ni ellos logran descifrar qué significa; y de un nuevo PRI "ciudadano" sin afiliación política alguna. Tres voces sin identidad consistente. Acomodados y reacomodados para mantenerse en los puestos representativos. Llenos de rabia por no poder preservar los privilegios que se han adjudicado a sí mismos. Se sienten indispensables pero cuál es el gran valor para México de su participación en nuestra vida política; además, claro, de que ellos merecen mantener el nivel de vida al que se han acostumbrado con tanto agasajo. Y arrementen, con mentiras disfrazadas y afirmaciones tramposas, contra quien les lleva la delantera. Es agotador tratar de dialogar con ellos, solo saben parlotear y chacotear. No tienen nada sustantivo que decir y no tienen idea de cómo gobernar. Los resultados hablan por sí mismos. Deberían tratar de desapegarse del grotesco ridículo que presentan ante nuestros ojos. 

Por ejemplo, Margarita Zavala bajo el Ángel... totalmente desangelado, vociferando ¡soy la candidata del pueblo! Tras todas las irregularidades señaladas en su registro, no se cansa de repetirse a sí misma que es honesta, que hará cumplir la Ley ¡cueste lo que cueste! De regresar al discurso de "mano dura" de su marido y de prometer una justicia persecutoria y de castigos severos para ¡poner orden! ¿Por qué nadie le ha dicho que eso no funcionó para México? ¿Acaso la señora de Calderón no lee los periódicos? ¿No sabe que estas visiones maniqueas y obtusas solo han incrementado la barbarie en nuestro país? La mujer que afirmó con arrogancia en una entrevista con López Doriga: "el dinero no se regala, yo no voy a regalarle dinero a nadie"; ahora hace estridentes berrinches porque el INE le da tan poquito dinero (regalado, por cierto) que ella mejor ni lo quiere. Y resulta que la ley le queda chica, así que se inconforma, por la discrimación de la cual es víctima, por tener tan poco presupuesto y spots publicitarios. ¿No conocía las reglas del juego cuando decidió contender como candidata independiente? ¿De qué se trata? De que la Ley, en su caso, debe interpretarse a su modo y conveniencia. Para ser una mujer que clama por el estado de Derecho, parece que tiene serias dificultades para ajustarse a los márgenes de la legalidad y que concibe la trampa como un derecho libertario que solo ella posee. Presume su declaración 3 de 3, entregada hace ocho meses y sin ser solicitada. Esto también es un patrón de conducta fuera de la legalidad. No es posible que no pueda ceñirse a un solo procedimiento. Que para todo necesite una excepción a la regla. Para autoproclamarse la candidata del pueblo... parece que le gana una vocación de ciudadana exclusiva y bordada a mano. Porque cree que todo lo puede hacer como se le da la gana. Motivada solo para capitalizar votos del escándalo y de las presiones perversas de los poderes que la solapan. 

De Anaya... es mejor ni hablar. Qué decir de su Hackaton... y el delirio que lo poseyó al convocar en Santa Fe a sus simpatizantes y ponerlos a trabajar toda la noche en su proyecto, aún no trazado, de gobierno; con el descaro de irse a dormir y no quedarse ahí conviviendo con sus votantes, arrastrando el lápiz o el dedito en su ipad; qué creía que hacía. ¿Así suspira con gobernar México? ¿Desde su plácida cama? Sometiendo a sus huestes bajo alguna forma de barbarie "tecnológica". O qué decir de sus conferencias de prensa diarias, al filo de la mañana... ¿qué cree? ¿qué es eso tan importante que tiene para decirnos cada día? ¿su precaria agenda de campaña? Porque yo no lo veo muy movilizado a lo largo y ancho del país. Eso sí... someterá a los medios de comunicación, quienes están atados de manos y no pueden negarse al numerito que quiere montar. Y así, prefabricar una campaña mediática, ante al evidencia de que su campaña electoral es un fracaso total: no ata ni desata. Quiere imponerse a la fuerza. "Porque lo digo yo" parece ser su frase más emblemática. Busca el mayor impacto con el menor de los esfuerzos. Tiene una idea confusa sobre el significado y el valor de "la eficiencia y la eficacia". Insiste en desprestigiar a todos los candidatos y buscarles pleito para ver si alguien lo oye. Esto también es más barato que pensar por sí mismo y mostrar alguna claridad y consistencia sobre alguna de sus propuestas. Al menos, podría tratar de dar cuenta de que posee un diagnóstico certero sobre los problemas que dice él sí resolverá con vistas al futuro, como si tuviera unos lentes que le permiten ser vidente a través del tiempo. Hay tanto engaño en sus palabras que yo me debato entre la carcajada y la profunda indignación. 

Finalmente, el copyright #yomero... ¿qué piensa? Definitivamente, bajo su marca registrada trata de bañar de "decencia" y "prestigio" al hombre "humilde" y "sencillo" que solo por "buena voluntad", y con "pura bondad", aspira a la presidencia; sin otra ambición que "administrar", con base en una vida de trabajo "honesto" de la que da cuenta su experiencia por 10, 15 o 20 años (pues le siguen sumando años, conforme avanza la campaña) como "honorable" funcionario público... Pero si miramos con lupa, existe, a contraluz, bajo el sello de su nombre: un hombre colmado de soberbia egocéntrica. Toda su campaña se finca en sus virtudes "morales" pero nunca hace referencia a ningún otro proyecto que no sea él mismo y su tan vendida "honorabilidad", con la que esconde su altanería: él es el mero mero. Un hombre amable que disimula su carácter inflexible, del cual da cuenta en todos sus juicios técnicos sobre lo que es bueno para México. 

Y si no es así... que nos explique porqué no pudo cumplir con el mandato del primero constitucional y ejercer el presupuesto público con enfoque de derechos humanos. ¿Por qué ató de manos todos los programas de desarrollo social convencido de que la teoría se lo impide? ¿Por qué regateo su solidaridad con las víctimas de los terremotos del año pasado, echándonos en cara todos los costos hundidos de infraestructura que aportaba el Estado para las labores de rescate, restauración de servicios, prestación de servicios médicos (incluida la gasolina de las ambulancias), etc...? 

Es un convencido de que presupuestar el bienestar digno de la población con base en las necesidades reales, y no con base en el total de los ingresos "disponibles", no es correcto, de acuerdo con los cánones académicos bajo los cuales comulga. Pero para hacer bolsas fiscales y desviar dinero hacia campañas políticas (incluída la suya), para eso sí le alcanzaron los ingresos públicos. Experto en mostrar cuentas "claras" conforme al reglamento e imposibles de rastrear conforme a la realidad de los hechos; como ejemplo, su excesiva 7 de 7, presentada fuera de tiempo y lugar, excediéndose en sus facultades... porque es "el mero el mero"; al respecto de la cual me gustaría conocer al agente de bienes raíces que le facilitó comprar una casa en Coyoacán,  de 143 metros cuadrados de construcción, por menos de un millón y medio de pesos: una verdadera ganga... ¿se la revendió algún pariente? ¿era un bien embargado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público? ¿o cómo le hizo? Definitivamente, es uno de los hombres más afortunados de México. Todo esto es lo que aprendió en su "espléndido" doctorado. 

Aprendió a mirar hacia otro lado. A tratar la pobreza (y todas las exigencias en materia de derechos humanos) como un número incómodo para el meticuloso trabajo de su equipo de actuarios y economistas matemáticos. Y fue ineficaz para usar estas mismas herramientas con el fin de encontrar la solución financiera que necesitamos para dar cabal cumplimiento a la Constitución que nos rige y nos mandata. Es un hombre sin creatividad. No puede pensar, por sí mismo, soluciones integrales que no estén descritas en algún modelo abastracto ya existente. Totalmente cuadrado en su forma de razonar. El estuvo en falta con sus obligaciones constitucionales en materia de derechos humanos. En el límite de sus obligaciones, transfirió su responsabilidad y señaló a las oficialías mayores el estar a cargo de este propósito, él solo les podía dar lo que le pedían: presupuestos etiquetados con mezquindad que no podían ejercerse de forma programática, más que como colofones aislados que, además, o se malgastan para ejecerse en tiempo y forma o se devuelven y se restringen consecutivamente. Sin tomar en cuenta el propósito real depositado en el impacto de tales esfuerzos. Sin importarle por asomo esa cosa de los Derechos Humanos... ese puro discurso soñador que no puede medirse con pesos y centavos.  ¿Así va a gobernar? ¿Transfiriendo su ineptitud a los gobiernos estatales? 

Es experto en un paradigma que fomenta la inequidad y se nutre del daño colateral que la pobreza significa para los grandes capitales y para la restricción presupuestaria del ingreso público. Eso es lo que sabe hacer bien. Es de lo que ha dado cuenta en su experiencia como funcionario público, de la cual no tenemos resultados satisfactorios más que el detallado balance de ingresos y egresos, en aras de una estabilidad macroeconómica que no suma lo suficiente para generar riqueza medible entre los sectores más amplios de la población. Con sus estudios académicos, como símbolo de "profesionalización", disimula la rapacidad que caracteriza su ligero ascenso político; pues siempre ha pisado en blandito, no tiene arrojo alguno hacia la vida. Los puestos le han caído en sus manos y los votos se los han regalado. Así... ¿quién no es el mero mero?... Yo no veo mucho mérito en todo lo que presume... al menos no el necesario para caber en la silla presidencial. Le queda grande el puesto. No necesitamos un buen administrador, para eso: está la tiendita de la esquina. Claro, ahí no lograría las altas rentas con las que ha logrado negociar su posición política. Y lograr, incluso, posicionar en el tercer lugar de la lista plurinominal de senadores del PRI a la no militante Vanessa Rubio Márquez; otra mexicana muuuy afortunada. 

Eso sí, sacó a la calle, muy legalmente, con honor y mucha decencia, a los funcionarios "corruptos" de SEDESOL. Lo que no nos aclaran, es que fue una estrategia para sacar a la base priísta del equipo que había conformado Rosario Robles (a quien además se ha dado el lujo de traicionar, qué sigue: ¿traicionar a Peña Nieto?, si no es que ya lo hizo... con su brutal oportunismo, o ¿alguien confía en que guardará un mínimo de lealtad hacia el partido que le entregó sus votos en bandeja de oro?); puestos que necesitaba para su equipo de campaña, el cual operaría a través de las redes institucionales de los programas de desarrollo social. Así como, para ir minando toda la estructura del Gobierno Federal con sus cuadros en formación y tener bien armado su equipo de ilustres técnicos  "expertos" en la tan mal abaratada administración pública (desde el sexenio de Fox), bajo el "decente" nombre, de otra de las grandes simulaciones transexenales del PRIAN, el "servicio profesional de carrera", durante sus cortas estadías por las distintas Secretarías de Estado, a lo largo del sexenio. Cuyo único pretexto fue darse una pequeña embarradita de "experiencia" y simular que es "el mero mero" en todas las materias del Gobierno Federal: ¡un gran hombre de Estado! 

Ante mis ojos... José Antonio Meade es corrupto políticamente, es gandalla en el manejo de los recursos públicos y es un sin vergüenza bien hecho. ¡Por favor! ¡Abramos los ojos! Este hombre es un rufián. Tansitó entre los sexenios con el único propósito de acreditarse por sí mismo la Presidencia. Y ha perdido todo contacto con la realidad, se cree el Rey de México, él está convencido de que el erario público es una suerte de banco privado del cual él dispone y deja de disponer a su antojo, solapado en teorías que, además de ser inoperantes para el verdadero desarrollo de México, están ya en franca decadencia. ¡Es hora de decir basta!

Es hora de decir ¡basta! a esta conjugación perversa en donde la política se ha vuelto el escalafón para el goce exclusivo de los bienes del Estado, en aras de la manutención de unos cuantos encumbrados ineficaces. Deshonestos y cargados de discursos fetichistas. Panistas, perredistas, priístas e independientes... iguales. Que solo ocupan sus artes políticas para conservar sus beneficios. Mucha transparencia, mucha transparencia... se ufanan todos. Concursos por oposición van y vienen. Todo muy a la altura de las exigencias globales y quien no quepa en el sistema, pues que muera ahí donde nadie lo vea... en alguna fosa común, sin nombre. Así es como, uno a uno, se suman los muertos en el abominable cementerio en que han convertido nuestro territorio, con la anuencia de sus malas prácticas. Mirando todos hacia otro lado. Haciendo acuerdos con el crimen organizado, pero no para restablecer la paz, sino para sacar tajada de todas nuestras miserias y seguir sumando al recuento de sus bienes, eso sí... de 3 en 3. 

Ya nada les alcanza para satisfacer su ambición de "nuevos ricos". Pero nunca les rinde el gasto para más: cuando se trata de hacernos igualmente prósperos a todos los demás ciudadanos. Para eso sí son muy legales, muy lo que me permite la ley. Muy lo que esté al alcance de lo que los indicadores exigen. Para muestra dos botones... 

El caso de Ximena Puente, quien despreció, así como si fueran migajas, la presidencia del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (parece que mientras más largo el nombre, más grande también la simulación), al cual se vio acreditada a través de un "cesudo" concurso, que se transmitió en vivo durante días por el canal del congreso, y cuyo mandato tenía la responsabilidad, o al menos el compromiso (por no mencionar la obligación de transparencia) de concluir en marzo del próximo año. ¡Ah! pero no. Los puestos, como las cánicas. Si me gano una mejor pues la cambio por las que ya están gastadas. Y renunció para estar en una lista plurinominal. No vaya a ser que entre marzo de 2019 y las elecciones intermedias del 2021, le vaya faltar uno que otro centavito. ¿Por qué esperar hasta entonces? Ni que presidir el INAI fuera algo así como la gran cosa. ¿Acaso es uno de los puestos más privilegiados a los que se puede aspirar entre la oferta de los organismos públicos autónomos? ¿Cuántos ciudadanos tienen la posibilidad de acceder a presidirlo? Tomando en cuenta el alto perfil que se demanda para ocupar sus filas. Es emblema de los funcionarios más honestos de México, son quienes garantizan la censura de cualquier práctica perversa por parte de los funcionarios públicos. Son vigilantes y verdugos de la verdad "transparente". Tenemos que comprenderla, a ella le convenía no rechazar la ofrenda de una candidatura, que parece venía con el premio por haber sido la concursante más apta a la luz del proceso de deliberación pública. Supongo que también cumple, con suficiencia y excelencia, las competencias que ahora se le piden para ser senadora. Ella parece ser la mujer maravilla. Además, qué sería de nuestro Senado sin su indispensable presencia. Lo hace por el bien de todos nosotros. Ni que sí hubiese más personas capaces en el imaginario de los candidatos posibles. Fue una decisión racional. Otra mexicana muuuy afortunada; así sí salen bien las cuentas. 

Del mismo modo, el caso del impresentable Mancera, no conforme con haber alcanzado la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, o como a él le gusta que le digan: "gobernador", sin afiliarse a un partido político, como noble e inmaculado "ciudadano independiente", sumando votación marginal al voto cultivado, con gran esfuerzo y a lo largo de décadas, por el PRD, entre otros factores y actores igualmente relevantes: gracias al trabajo de Andrés Manuel (no está de más recordarlo). Tras traicionar a Marcelo Ebrard, sin cuya invitación a ser Procurador del DF, no se habría encumbrado en las altas esferas de la política mexicana con tanta facilidad. Tampoco conforme con no haber estado a la altura de las circunstancias durante los 5 años efectivos de su mandato, durante los cuales, además, no dejó de hacer campaña para competir por la presidencia de la República. Sin dejar de mencionar que traicionó con desdén a Peña Nieto e incluso quiso capitalizar para sí la antipatía que muchos comparten hacia el Presidente de la República, tratando de confundir a la opinión pública en más de una ocasión. Como cuando su policía masacró brutalmente a jóvenes y no jóvenes, en la ciudad de México, durante las protestas de la toma de posesión del 1ero. de diciembre del 2012 y la gente decía: "regresó la represión priísta". Y el calladito, calladito, haciéndose el que no sabía nada. O cuando con agua vació el zócalo ante las protestas de la CNTE. Y todo el mundo culpó a Peña Nieto de tales excesos. Calladito, calladito. O el "infarto" que sufrió para salir de la escena pública, y no manchar su brillantísima imagen, justo cuando ocurrieron los trágicos eventos de Iguala. Calladito, calladito. Tratándose de deslindar del PRD, y el PRD tratándose de deslindar de sus vínculos con el crimen organizado: "fue Peña, fue Peña, que renuncie, que renuncie". (Y no se trata de Peña Nieto, se trata de jugar con el desprestigio de la figura presidencial en una forma terrorista, de golpear la institucionalidad para defender sus mediocres ambiciones y obtener ganancias de la inestabilidad social y jurídica; ¿quién se cree este señor?) 

¡No... si estamos llenos de ciudadanos afortunados en este país! Porque no pocos saben cómo conservar su buena fortuna, contra viento y marea. Son unos verdaderos héroes. Y ahora, este personaje macabro, no solo desdeña la poca monta que le significa presidir una de las ciudades más importantes del mundo. El quiere más, él merece más. El es indispensable para el futuro de México. El hombre de acero. Un prodigio. Así que, mínimo, una senaduría garantizada como plan de escape. Solo y solo si, le dan chamba en la campaña de Anaya, finalmente le cedió la candidatura, que tan honrosamente había cultivado, para gobernar en "coalición". Pero eso sí, a condición de ser nombrado el jefe de gabinete en caso de que #ElFrenteFascistaContraMéxico (PRDPANMC): ¡México al Frente! gane las elecciones. ¿En serio? ¿No quiere algo más? 

Estamos en oferta, lleve, lleve, lleve, barato, barato. De todos modos, la casa invita. Y el recuento de los daños... pues los menos afortunados lo pagan ¿no? Todavía nos queda territorio por cavar. Todavía hay lugar para unos muertos más. Eso sí, todo con mucha legalidad, orden, transparencia y severos discursos "anticorrupción". En esta ridícula competencia por la "decencia". Y bueno, Mancera y Ximena Puente también tienen un doctorado... Lo cual, cuando se trata de hacer buena política, ciertamente, no es lo prioritario. Es un complemento importante que, perfectamente, se subsana con buenos asesores que sí posean tales estudios especializados.

Como asidua estudiosa, también Doctora (UNAM) y Maestra en Políticas Públicas por el ITAM; por cierto, disculpo a AMLO por las excesivas afirmaciones sobre nuestro orgullo itamita, de hace dos años (la propuesta de MORENA hoy ha dejado atrás tales excesos, con firme convicción), no me sentí agraviada y creo que se puede tener una posición crítica sobre el dogma de mi segunda alma mater, sin necesidad de descalificaciones ni generalizaciones, por el contrario, los retos en materia de paradigma económico-social, presupuestal y financiero, que enfrentamos, necesitan el dominio de todas las teorías, un balance de sus virtudes y defectos, para conciliar el mejor modelo para México y, en este camino, todos los dogmas suman; les puedo decir que, en sentido estricto, o te dedicas a la praxis o te dedicas a la teoría, para hacerlo bien. Son dos vocaciones, prácticamente, confrontadas. Que pueden complementarse, con éxito, en estrecha dependencia con la personalidad de cada persona. La Academia es el ámbito del saber, no el ámbito del quehacer. Y el quehacer, bien hecho, se nutre de los más altos estándares académicos. Los cuales se complementan con equipos técnicos de expertos en las distintas materias que se requiera. Un doctorado no te enseña a gobernar un país, te enseña muchas otras cosas que puedes aplicar en distintas áreas del gobierno. Que seas muy bueno en una teoría no significa que eres muy bueno en su aplicación. O, en el caso que nos ocupa, que sea la teoría pertinente para construir soluciones efectivas en nuestro país.

La exigencia de las circunstancias, en gran medida, determina el tipo de habilidades y competencias óptimas a valorar en el desempeño de una figura política o de un funcionario público. Hago esta distinción porque son oficios que pueden ser excluyentes. No todo funcionario público es necesariamente una figura política. Para tener un dominio sobre el oficio de la política, las dotes como funcionario público son solo una pequeña parte de sus fortalezas.   Y en estas elecciones, realmente, no estamos buscando un catedrático emérito honoris causa, estamos buscando un jefe de Estado a la altura de nuestras necesidades. Un gran político: con oficio. Alguien con experiencia a todo terreno. Alguien capaz de ensuciarse las manos de barro para construir de entre los escombros. Alguien capaz de arriesgarse a perderlo todo, una y otra vez. Alguien capaz de imaginar soluciones más allá de los duros formatos que ahora nos dominan y nos impiden progresar. Alguien capaz de sumar la esperanza y el descontento en una promesa de paz. 

Ya basta de insultar a Andrés Manuel. Ya basta de buscar la manchita en el arroz cuando se trata de su integridad. Ya basta de menospreciar a sus simpatizantes cuando se trata de su liderazgo político. Ya basta de mirar hacia otro lado con fingidos pruritos de expertisse técnica. Ya basta de creer que la simulada estabilidad que nos ofrece la promesa de continuidad y mejoras progresivas, en el mediano y largo plazo, tiene sustento sólido en la realidad que nos atañe. Ya basta de aterrorizarnos con las secuelas de un modelo "chavista", de compararlo con Lula o con ningún otro. Entre otras cosas, Chávez era militar, perteneció a las filas del ejército venelozano. Andrés Manuel es: López Obrador. A secas. En otra ocasión, analizaremos con más cuidado tales comparaciones, para dejar claras las diferencias. Y valorar, con justicia, los aciertos y desaciertos de los distintos modelos de revolución socialista del bloque económico de sudamérica (UNASUR).

Y sí, la coalición #JuntosHaremosHistoria (PTPESMORENA) tiene sus defectos, algunos cuadros han resultado cuestionables: tenemos lo que somos. No se trata de maquillar las realidades crudas que nos componen. López Obrador está sumando, desde abajo hasta arriba, llamando a la unidad y dando un mensaje claro de que todos caben en México, de que para todos hay una segunda oportunidad y que la prioridad es recuperar la posibilidad de garantizar la vida humana para todos y cada uno de los habitantes de nuestro país. Porque México merece una segunda oportunidad. México merece el talante de López Obrador y él merece la generosidad de nuestro voto, sin miedo. Con dignidad. 

El único voto útil, para México, de quienes aún se sientan indecisos, es elegir a la persona dispuesta a confrontar los intereses y poderes atroces que fomentan que, en México, entre los negocios más rentables se encuentren: la trata de personas (somos una fábrica de tráfico humano y de explotación sexual comercial a niñas, niños, adolescentes y mujeres, somos una fábrica de feminicidios); el crimen organizado (incluídos el lavado de dinero, los llamados delitos de cuello blanco y, por supuesto, la corrupción); y el narcotráfico (que es uno de los medios más productivos de sobrevivencia, así mismo, una de las mayores fuentes de barbarie y violencia entre la población, en donde impera la ley del más fuerte y la muerte sanguinaria para hacerla patente; somos una fábrica de fosas clandestinas). Un hombre dispuesto a arriesgar todo su prestigio por aquello en lo que de verdad cree: un México sin violencia. 

Un hombre capaz de garantizar un presupuesto que pueda solventar la inversión que se requiere para hacer efectivo el artículo primero de nuestra Constitución, sin escatimar y con justicia. Un hombre que no crea que será con la fuerza pública, y poniendo en riesgo los derechos humanos, que podremos dar un giro de timón para restaurar el Estado de Derecho a lo largo y ancho del país. Un hombre con un proyecto que no quiera ocultar la corrupción en un embalaje de mecanismos complejos que pretenden inhibirla y perseguirla, sin éxito, y que son susceptibles de ser medios aun más sofisticados para seguir drenando impunemente las finanzas públicas; sino que quiera combatirla con austeridad y con el uso inteligente de los recursos públicos. Con incentivos para el desarrollo de una vida digna. Una vida que valga lo suficiente para no ser comprada a ningún precio. Una vida que no necesite humillarse para contar con un trabajo remunerado. Tomando acciones firmes a la luz de toda la ciudadanía. Sin necesidad de emprender una cruzada temeraria que ningún sistema de impartición de justicia ni penintenciario podría solventar, en ningún lugar del mundo.  El problema es de tal magnitud que no habrá jueces ni cárceles que nos alcancen. Y con qué propósito despilfarrar tantos recursos en estos fines, si tenemos un país por reconstruir, en el cual podemos invertir para sanar y no para castigar, garantizando mayores beneficios reales el conjunto total de la población. 

Así como, no ha habido balas suficientes para inhibir las prácticas delictivas. Ni fuerzas armadas lo suficientemente vastas para perseguir el lastre que la cultura del crimen organizado ha sembrado en nuestras vidas, porque éste no es su trabajo. No pueden seguir expuestas a la ilógica misión de perseguir civiles y en el camino tener que afrontar los costos de los "daños colaterales", perdiendo el honor que las emblema. Es criminal que la fallida estrategia de combate a la barbarie deje en entredicho el compromiso de las fuerzas armadas con el respeto a los derechos humanos. Era inevitable. Son fines inconciliables, por definición propia. Esto tiene que parar, por el bien de todos. En nuestro país la corrupción, de la mano con el crimen organizado y la impunidad, han logrado penetrar todos y cada uno de nuestros hogares. Ninguno de nosotros está libre de ser víctima de estos flagelos. Porque la inercia sistémica de los horrores cotidianos que nos someten ha logrado resquebrajar todas las certezas que debía brindarnos nuestra institucionalidad. 

Por eso, necesitamos a un hombre que sí sepa que las instituciones no son una fuente ilimitada de empleo vitalicio, al servicio de los indispensables y muuuy afortunados mexicanos que lucran para sí, cada día con más descaro, a expensas de la vida de las personas, la seguridad pública, el desarrollo social,  la preservación del medio ambiente y el ejercicio irrestricto de los derechos humanos. Todas éstas: parte importante de la razón de ser de nuestras instituciones.

Yo, con convicción, eligo a #AMLOPresidente, para mí, "es un honor votar por Obrador". Me sumo a su exhorto de voto parejo para #JuntosHaremosHistoria porque un hombre solo no puede afrontar la tarea que he descrito. Esta es labor de un pueblo entero, como dice Beatriz. Y necesitará muchos aliados para arrancar su proyecto. Hago un llamado consistente a un voto de castigo, por parte de la ciudadanía, a todos quienes han olvidado lo afortunados que son de poder ser parte del Estado Mexicano. Un voto de escarmiento a quienes desdeñan las ventajas de las que gozan al poder vivir del subsidio a la democracia mexicana y que, sin conciencia alguna, han despreciado la oportunidad de construir más que emblemáticas leyes que nadie sabe cómo cumplir. Ya basta. Voto parejo para MORENA. 

Se acabó este hartazgo nutrido de pretextos e incompetencias. El delirio tiene que parar. Tendrán que ganarse con votos legítimos la posibilidad de representar pesos y contrapesos políticos en el quehacer legislativo, en el ejercicio de los poderes estatales y locales, para construir y sumar, incluso desde la oposición, al proyecto que nos ofrece López Obrador. Así como, él ha sudado con su frente el logro de cada uno de los votos que lo respaldan. 

Han jugado póker con la confianza que depositamos en las urnas cuando fueron elegidos. Han cargado los dados a su favor, sin importarles el destino de los ciudadanos y ciudadanas. Han estafado colosalmente a la casa, sin resquemor alguno. El juego se acabó, es hora de enfrentar la vida real. Así que vayan haciendo sus ahorritos porque la vida al margen de las rentas del erario público está dura. ¿Quién sabe por qué? Quizás, así, logren recordar que nada de lo que tienen, en realidad les pertenece... si no supieron estar a la altura de las responsabilidades que les encomendamos. Pero no se preocupen, ustedes también tendrán una segunda oportunidad en este proceso de paz y reconciliación. Somos un pueblo generoso, a ustedes les consta. No necesitamos más fosas clandestinas... Ni destierros políticamente simbólicos ni algún "chivo" expiatorio... de mal gusto. Es tiempo de mirar hacia adelante y construir todos juntos.

Esto no es una venganza. Todos somos igualmente mexicanos. Así que dejen de decir mentiras y medias verdades para tergiversar las propuestas de Andrés Manuel. Y pónganse a hacer algo de provecho para nuestro país, durante esta campaña. Contribuyan a que este proceso democrático sea impecable y se respete, sin excepción, la voluntad expresada en todos y cada uno de nuestros votos. Tampoco compren con dinero los votos que no logran obtener con el convencimiento franco. Ni monten espectáculos mediáticos para distraer la atención de nuestro pensamiento. Expónganse con honor al debate público. Absténganse de insultar a nuestra democracia. Dejen de agredirse entre sí. Renuncien a seguir haciendo el ridículo. Den cuenta de sus errores, hagan un balance honesto de sus resultados y convenzan con verdaderas soluciones, a la luz de las asignaturas pendientes que dejan. 

Muestren algo de convicción en su quehacer. Porque querernos convencer de que Andrés Manuel no será un Presidente capaz no los exime de ninguna de sus responsabilidades. Trátennos con un poco de respeto, como si les importara nuestro voto. No solo como mercaderes que usan nuestro voto como medio para el logro de sus fines personales. Así como, usan las instituciones como medio de ascensión social y no como fines en sí mismas. En serio, tienen la ficción de que convencernos de votar por ustedes es el costo inevitable para obtener aquello que han decidido es suyo, de por vida. Es una concesión que nos dan, porque no les queda de otra. No están entrando a la competencia. Se rompen la cabeza en cómo engañarnos mejor que los otros para sumar más votos. ¿Este es su concepto de contienda electoral? ¿Quién logra mentir mejor? ¿Quién logra no decir algo que pueda inhibir el voto a su favor? ¡Con mucho cuidado! Tartamudeando y temerosos de no satisfacer a la opinión pública. Con el argumento, autofabricado, de que ustedes saben mejor que la gente lo que es bueno para México. O sea que pueden convencernos con engaños, en aras del bien mayor: el bien común que sólo ustedes encarnan. Si se van, sucumbiremos todos. Son entes irremplazables en nuestra vida pública. ¿Adivinen qué? Son ciudadanos tan comunes y corrientes como el resto de la ciudadanía. Afróntenlo, nos han fallado. 

Estamos al corte del sexenio y es hora de hacer un balance tajante. El horror no cesó. Se contuvo la escalada en los niveles de violencia y su expansión, pero la inercia esperada de sus efectos se mantuvo constante y no se logró revertir, significativamente, la secuela de la descomposición orgánica del tejido social. Hay una deuda importante en materia de Derechos Humanos. Se incrementó la corrupción. Ninguno de los aciertos, del gobierno en turno, logra compensar las asignaturas urgentes que nos convocan en estas elecciones. Se generaron algunas condiciones, todavía intangibles, para los procesos de gran envergadura que se avecinan. Pero, lamentablemente, el saldo es negativo y no se trata de excusarnos detrás del vaso medio lleno. Para elegir por quién votar debemos exaltar los defectos del vaso medio vacío. Lo cierto es que hoy el dinero nos alcanza menos que antes para pagar la canasta básica y no básica... para pagar los servicios básicos y no básicos... esto también cuenta (y cuenta mucho). Necesitamos ser muy severos en nuestro juicio, para poder hacer la diferencia con nuestro voto. E incidir de manera profunda en la vida pública y política de nuestro país. Para brindarnos la oportunidad de un cambio de fondo. No de forma. 

Votemos con el corazón en la mano. Invito, desde el fondo de mi alma, a los priístas que han visto disolverse el ideal que los congrega como militantes, a los perredistas cuyos valores fueron excluídos de las decisiones con fines de lucro que están tomando sus dirigentes, a los panistas que de verdad creían que respaldaban una opción legítima con base en sus principios fundamentales, a los indecisos que prefieren esperar hasta el momento de la votación para inclinar la balanza a favor de uno de los dos punteros, a los desencantados ante el rumbo errático de los resultados de la política mexicana, a los mexicanos que votan en el extranjero, a todos, a solidarizarse con el desamparo de quienes han despositado en Andrés Manuel López Obrador el último resquicio de su esperanza. México nos necesita. Nuestro país está sangrando. Debemos unirnos y creer que una transformación es posible. Porque juntos haremos historia...


Y tú... ¿vas a votar por #AMLOPresidente? 





Buenas noches...
¡Infinitas gracias!
amigas y mágicas tortugas.
Ojalá me hayan regalado
su paciencia para llegar hasta aquí.
Las abrazo con fuerza y
les deseo un feliz domingo.




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