martes, 8 de mayo de 2018

un suspiro...

... para el corazón.

Queridas tortugas:


Si bien estos días están colmados de campañas electorales, no debemos olvidar tomar un espacio para abrazar otros espacios de nuestra vida. Me lo digo a mí misma. Porque me apasiona mucho el curso de la política. Esta extraña vivencia en la cual, la mayoría de nosotros, somos espectadores y poco participamos de las decisiones y del ajetreo público. Creamos identidad con nuestras preferencias, con nuestros candidatos y candidatas. De manera casi inexplicable. Nos enajenamos. Nos entusiasmamos. Nos apasionamos. Y también nos divertimos. O al menos, a eso debemos a aspirar. El sentido del humor es la forma más placentera de dialogar nuestras diferencias...

Yo vibro de emociones. Lloro... sí, aunque no lo crean.  De alegría, de angustia y tristeza... de esperanza. También río y sonrío. Mi caparazón es como una esponja que late al ritmo de los días del acontecer social. Mi cabeza no deja de dar vueltas y vueltas. Me olvido de mis quehaceres diarios. Hasta se me olvida comer. Y postergo mi empeño por encontrar un empleo. Algo que me es mucho más urgente desde el diminuto cotidiano de mi acontecer inmediato. Pero por alguna razón, lo que estamos viviendo es mucho más trascendente para mi existencia. O al menos, eso quiero soñar...

Los medios de comunicación, las redes sociales, artículos de opinión y mesas de análisis me tienen totalmente ocupada y distraída a la vez... Casi casi como cuando uno se empieza a enamorar. Con esa sensación de estar viviendo una experiencia sin precedente y de que algo realmente importante está por pasar en nuestras vidas. O al menos, esa es mi ilusión.

¿Ven?... no puedo despegarme del monotema. Haré un esfuerzo... porque, insisto, se antoja un poco de eso otro de la vida que también nos llena de entusiasmo. De volver a nuestro diálogo íntimo. En mi caso, entre otras cosas, volver a mis otras letras, a mis otros propósitos personales. No sólo de política... vive la filósofa...

De qué más nos alimentamos con fervor los amantes de la sabiduría... de inspiración, de interrogantes sobre la razón de ser del acontecer del mundo, de dilemas teóricos, de dudas existenciales, de descifrar el amor, de comprender la ética, la epistemología, el conocimiento, las ciencias y saberes, la metafísica, la ontología, la lógica, la estética y la historia del pensamiento filosófico; en resumen: de reflexionar y de pensar. 

Y, entre el infinito universo al que nos invitan todas estas vertientes de la "sabiduría"; entre comillas porque es una sabiduría incompleta, abierta a nuevos territorios, es una búsqueda constante, un modo de ser y de vivir que se elige cada día, una interrogación incesante, una verdad inacabada, un terreno fértil para la especulación, la vocación amorosa por excelencia; cada filósofo escoge un pequeño astro... de la mano del anhelo melancólico de poderlo (o no) alcanzar. Un destello de luz... a partir del cual trazar su propia brecha de sentido, cegado por su brillo ante él. Ese momento en que el filósofo se juega todas sus certezas, y el terror que eso nos provoca a los seres humanos, en su apuesta por acariciar la verdad. Ese hito que da vida a una nueva forma sistemática (y sistémica) para observar, comprender y conceptualizar un nuevo sentido del mundo (incluida la naturaleza) y de la vida humana. Estos: la impronta de todo gran filósofo.

¿Cuál es la motivación de mi melancolía? ¿Cuál el destello que me intrigó de tal forma que logró deslumbrarme? ... El que se suele llamar: problema de la conciencia. 

¿Qué es la conciencia si la comprendemos ontológicamente? y ¿cómo se explica a la luz de las interrogantes de la neurociencia? 

¿Cómo está hecho nuestro cerebro que da lugar a la conciencia? y ¿qué es la conciencia si se puede explicar física y orgánicamente?

¿Cuáles son sus condiciones epistemológicas y sus capacidades éticas? y ¿cuál es su vocación creativa y artística?

A esto me dedico en estos tiempos, entre el desempleo y la campaña electoral: a escribir un libro que espero pronto compartir con ustedes. He emprendido una tarea titánica. Lo sé. Pero del tamaño del esfuerzo será la felicidad al verlo concluido. Esta es la virtud de las aventuras de la tortuga mágica. Quedando pendiente el hecho de que no sólo de filosofía... vive la mujer.


Y tú... ¿tienes una tarea titánica que llene de alegría tus días?



Buenos días
al filo de la madrugada...
llenos de magia de tortuga!
Lindo día y
fuerte abrazo.




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