jueves, 20 de diciembre de 2018

entre la oposición...

... y el diálogo.


Definitivamente, es imprescindible estar abiertos no sólo al cambio, no sólo a vencer nuestros temores. Es un imponderable vital: estar abiertos al diálogo. Los excesos suelen tensar dos fuerzas que se encuentran. Y si cada quien tira con furia hacia el lado de la balanza que considera correcto, en oposición a quienes no coinciden: lo único que se logra es anudar más el conflicto. Y si se jala todavía más fuerte: se rompe la cuerda. Y entonces... todos caeremos del mismo puente hacia un mismo abismo del cual no será fácil retornar. Siendo todos igualmente responsables. 

El equilibrio que sepamos alcanzar entre nuestros temores y nuestras diferencias es la balanza en donde lo correcto podrá transmutar, con democracia, a un justo medio en el cual todos podemos identificarnos como ciudadanos, al margen de aquello que nos separe.

El arte del diálogo es lograr penetrar el monólogo interno del otro y realmente ponernos en su lugar. Así, poder escuchar el latir de su corazón, para entonces: hablarle desde dentro e invitarlo a escucharnos desde nuestra voz interior. Esta es la única forma en que dos almas pueden enlazarse y respetar sus verdaderas diferencias. Con sorpresa. Como una forma de enriquecernos entre nosotros. Estando dispuestos a cambiar dentro nuestro aquello que no nos permite ver a las demás personas como iguales y con una identidad independiente de la mía, al mismo tiempo.

No será la fuerza lo que permita resolver los conflictos que nuestros intereses y motivaciones personales, o de grupo, suscitan. Cada uno de nosotros tiene en su corazón la llave mágica con la que nuestras almas se pueden hermanar. 


Y tú... ¿te permites sorprenderte?

Feliz viernes
mágicas tortugas
dotadas de un caparazón
lleno de paz...

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