lunes, 10 de diciembre de 2018

una esperanza...

... que crece pisando fuerte. 



Diez días son ya desde la toma de posesión. Y casi un mes desde mi última misiva. 20... para ser más exactos. Cuando, en realidad, parecen siglos... los que transcurrieron semana a semana. Cada día el relato se interrumpió por el día siguiente cuando todavía estaba vigente el día anterior. Como si un remolino nos arrastrase hasta lo alto del cielo (o al fondo del mar) sin poder llegar a vislumbrar con claridad el paso de nuestro pasado hacia nuestro futuro. Como si todo se mantuviese igual y, al mismo tiempo, supiéramos que todo se va trastocando de raíz. 

¿Y si no queda nada de pie? ¿Quiénes seremos de ahora en adelante? ¿Y si es una farsa de tantas más? ¿Y si perdemos todo lo que somos... y si perdemos todo lo ganado? ¿Que qué miedo sentimos? El de no saber cómo encontrar un segundo de paz en medio de este choque de trenes que ni siquiera se rozaron durante el extravío de la vía común que los dirigía. ¿Alguien quedará vivo? ¿Todos cabremos en este nuevo vagón? ¿Cómo olvidar las rutas trazadas? ¿Cómo confiar en el porvenir?

El suspiro entre los que se van y los que llegan se debate entre cierta nostalgia y cierto entusiasmo. Entre cierta indignación y cierta desilusión. La conmoción en las redes sociales es un viaje de ida y vuelta a la luna en cada nuevo paso que se da. A favor. En contra. Alegría. Decepción anticipada. Felicidad y esperanza. Temor y temblor. Enojo y desconfianza. Júbilo y paz. Advertencias y más que un "te lo dije". 

¿Qué elegir? ¿En qué confiar? ¿A quién escuchar? ¿De qué lado de la balanza poner el peso de nuestra opinión? ¿Cuándo guardar silencio con prudencia? ¿Cuándo el beneficio de la duda? ¿Cuándo alzar la voz? ¿Cuándo una señal de alarma? ¿Cuándo estallar con furia? ¿Cuándo ponernos de pie y aplaudir? ¿Cuándo cantar y cuándo bailar? ¿Cuándo llorar y gritar? ¿Cuándo sonreír y festejar?

¡Detengan la Cuarta Transformación que ya nos queremos bajar! ¡Dejen avanzar a la Cuarta Transformación que este país ya no da más! ¿Será acaso sólo un sueño del que estamos a punto de despertar? ¿la peor de nuestras pesadillas o... nacerá, al fin: una nueva utopía hecha realidad? Ni un minuto de silencio, ni un solo momento para tomar aire y respirar. ¡Dioses del Olimpo! Creo que nadie puede negar que están pasando cosas y que estamos cambiando todos y cada uno de nosotros. 

En este nuevo ser en comunidad que aprendemos a ser... vamos remando juntos y todavía a apretujones y jalones cada quien va descifrando cuál es el hombro que le tocará arrimar. Necesitamos conocernos y reconocernos desde una nueva lupa. Aferrándonos a los vestigios de certeza que creíamos abrazar nos perdemos toda la travesía. Es preciso dar paso a los nuevos mares que estamos por explorar. En la política como en el amor hay que tomar las cosas con mucho más que un poco de valentía. Se necesita fortaleza y carácter. 

No es tiempo de amotinarse por motivo alguno. Son sólo escasos 10 días... No hay forma de anticipar ni suponer ni pronosticar... Seamos honestos. Es tiempo de dejarse llevar un poquito por la corriente al ritmo de una buena melodía... de ésas que alegran el alma y el corazón. ¡Hay que sanar tantas heridas! Es tiempo de dejar de mirar atrás. Descubrir que todos y todas somos hermanos y que es tiempo de aprender a abrazarnos incluso en medio de las más incomprensibles diferencias. No hay forma de interpretar este proceso que vivimos con las mismas variables de análisis que hemos venido aplicando y puliendo durante los últimos años. 

Abramos un poco más los ojos. Nuestros nuevos representantes vienen de haber librado una ardua batalla y están entregados de cuerpo y alma para darnos lo mejor de sí. Merecen una oportunidad real y no gobernar a sobresaltos ni a la defensiva. Merecen el beneficio de la duda. Recibamos el esfuerzo de su trabajo con una sonrisa y con nuestra solidaridad. México todavía está de fiesta. Confiemos en el voto de la mayoría.  Seamos democráticos. Suspendamos el juicio por un momento. Dejemos ya de lado nuestros prejuicios. Seamos generosos y disfrutemos por un instante lo que estamos viviendo. El miedo sólo se alimenta de fantasmas. Y tendrán que pasar meses para empezar a tener un diagnóstico más certero del rumbo que hemos tomado y de todo aquello que tendremos que ir corrigiendo en el camino. Necesitamos dejar ser el acontecer del presente para descifrar los nuevos demonios que esta era engendra en su seno. Para entonces sí... prevenirnos de cualquier mal que nos pueda aquejar. Por de pronto ya tenemos suficientes males de los cuales ocuparnos... todos de la mano.

No tengamos miedo, confiemos en nosotros mismos y en la capacidad que tenemos todos de tomar el rumbo de nuestro país en nuestras manos. Hay muchos retos hoy y manteniendo la intensidad de nuestros diálogos ciudadanos podremos ser todos parte de esta nueva etapa, en la que ya nos hemos embarcado. Para mí la "Cuarta" Transformación es un tiempo para aprender a hermanarnos de un modo diferente. Y ninguno de los discursos conocidos servirá para evaluar sus resultados, así como, ésta no tendrá resultados si no se atreve ella misma a soltar también las anclas y amarras de batalla para poder descubrir las herramientas que se irán requiriendo para gobernar con obras y hechos. También sin prejuicios y siendo capaces de suspender por un momento el juicio para acrecentar sus miras, sin conformarse con ideología alguna. Sumemos nuestra voluntad y bajémosle (todos) dos rayitas a nuestras conmociones... Mejor bailemos...



Y tú... ¿estás dispuesto a renunciar a tus dogmas?






Feliz semana
llena de magia de tortuga,
acompañada de Fito Paez 
para abrazar la #4T
con un poco de rebeldía y goce,
desde el fondo de nuestro ser existencial
en estos días tan conmovidos...




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