sábado, 27 de octubre de 2018

intensidad...

... y velocidad.


Parece haber una estrecha relación entre la capacidad que tenemos de acelerar los eventos en el tiempo y la fuerza con que experimentamos ciertas emociones. De alguna forma, se podría decir que podemos transportarnos de una dimensión a otra de nuestra existencia: como si nos trasladáramos de un tiempo a otro, como si atravesáramos la eternidad. Sólo para conservar un fragmento perdido en nuestra memoria que nos recuerda las razones de nuestro transcurrir.

En momentos como éste... no hay palabras que logren atrapar el presente ni nombrar el futuro. Es un espacio para sentir y para vivir. Un breve paréntesis del cual retornamos renovados. Un encuentro insignificante que lo trastoca todo. Tan fugaz... que todo vuelve al lugar en que nos encontrábamos... sin notar la diferencia. Y sin embargo, fuimos y volvimos, sin tiempo ni prisa, a través de los misterios de nuestra alma: sin percatarnos de las sorpresas que en ella nos aguardaban.

Con tal intensidad y a tal velocidad... que, al despertar, estamos como mareados... los recuerdos se nublan entre sí... y no sabemos bien a bien si fuimos o volvimos o de dónde regresamos. Simplemente... nos abraza nuestro presente y descubrimos coordenadas de nuestro futuro que no podíamos siquiera imaginar. Aquellos lugares hasta donde podríamos llegar: o a donde no podremos jamás regresar.



Y tú... ¿has viajado en el tiempo?



Feliz sábado...
lleno de magia y tiempo hecho de tortuga.


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