miércoles, 10 de abril de 2019

ternura melódica...

... aliento de amor verdadero.



La plenitud amorosa se acompaña de un armónico aroma. El sabor de la dulzura vuelve a ti con la calma de un viento que te acaricia el alma, sin alcanzar a tocar tu piel. Es el roce profundo que nace en tu interior sin nostalgia de otro tiempo. Un abrazo que brota en un movimiento oscilante de adentro hacia afuera, como el bueno ritmo para bailar. Te estremece como un oleaje fresco... que te devuelve el aliento. Sin premura por alcanzar otro espacio que el de la sincronía de este movimiento. No se anticipa. Sólo recibe... se siente. Y transmuta la aceleración de la intensidad por llenar el espacio vacío del deseo: en intensa suavidad llena de sí, sin nada que la apresure... en pasión. 

El ritmo ya no está en ti... ni en todas esas melodías en las que puedes brindar tu rostro para exaltar el ánimo que brota de tu individualidad humana. La música ya no es un mirar frente tuyo, en el rostro de tu deseo; un ánimo distinto al tuyo que se emociona al son del gozo de su propia alma, que difiere de ti. Dándose el uno al otro: la posibilidad de dos voluntades conciliar. El tiempo de la conquista. 

Ahora... la sintonía sinfónica se balancea al unísono sin necesidad de consentir. Sin tropiezo, sin esfuerzo... sin un resquicio para el vacío. Sin brusquedad ni sometimiento alguno. Sin capricho ni exaltación. Y así, nace la delicada delicia de la entrega... que ama plenamente. 



Y tú ... ¿amas con ternura?



Feliz miércoles
queridas tortugas...
que la magia de la melodía
brote dentro suyo,
con suavidad.
Fuerte abrazo.




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