martes, 15 de octubre de 2019

de colores...

... y sol.



Siempre queda espacio para la paz. En medio de los escenarios más adversos, el ser humano tiene la posibilidad de dar luz ahí en donde priva la oscuridad. Y quizá este sea el más grande de sus talentos. No somos del todo conscientes de nuestras capacidades y dejamos que los acontecimientos nos rebasen sin percatarnos de que las soluciones son generalmente mucho más sencillas de lo que imaginamos.

Ojalá el mundo también pudiese encontrar sus caminos de paz con tal sencillez. Rescatando todo lo valioso que tenemos y todo lo ya construido, haciendo posible que la humanidad hermanada logre una vida digna en medio de todas las diferencias que nos hacen humanos. Aunque parece que en este sentido las soluciones están lejos y todavía nos queda mucho camino por andar.

Me intriga el futuro como quien habita un oráculo sin fin. Cómo será la vida dentro de 20 años. Quiénes estaremos aquí. Cómo viviremos. ¿Quedará esperanza todavía? ¿Conviviremos sin necesidad del conflicto ni de la confrontación? ¡Parece todo tan lejano! Y lo es. Pero si no podemos mirar el futuro tampoco podemos dotar de sentido nuestro presente. Tampoco podemos hacer planes. Planes de los cuales se nutre gran parte de nuestra dirección vital. Las verdaderas distinciones de calidad de vida entre personas nos remiten a la perspectiva temporal accesible a cada ser humano. La incertidumbre acerca el futuro es un indicador de serias carencias. Sumado a las dificultades con acceder al sustento diario. En contraposición, mientras con más holgura se vive el presente con más certeza se ve hacia el mañana. Y quizá gran parte de nuestras violencias se engendran en este espacio de autopercepción acerca del presente y del futuro.


Y tú... ¿alcanzas a vislumbrar el mañana?


Feliz martes...
lleno de sol y magia
de tortuga.
¡Fuerte abrazo!


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