viernes, 25 de octubre de 2019

mágica...

... esperanza.




Frente a todo lo que no podemos comprender o no está en nuestras manos resolver es importante mirar hacia nuestro ser íntimo y descubrir dentro nuestro el sentido de ser. No rendirnos.

Recuperar el ritmo de nuestros propios pasos y redescubrir el horizonte de nuestros anhelos. De la mano de quienes nos acompañan. Con amor y con ternura. Sin dudar de todo aquello de lo que somos capaces. Sin escatimar en recibir... sin dudar en dar un pedacito de nosotros en todo lo que hacemos. Aprender a querer y aprender a recibir cariño. Bajar la guardia y abrir nuestro corazón.

Derribar lo muros que nos separan de todo lo que guarda la vida para nuestra felicidad. Confiar. Ser pacientes y generosos con nuestros procesos vitales y con cualquiera de las batallas que cada quien esté librando en su fuero interno. Aceptarnos a nosotros mismos y reconciliar las circunstancias que nos han traído al lugar en el cual nos encontremos. Amar.

Madurar de formas que no habíamos imaginado era posible. Dejar que la vida nos sorprenda a través de las enseñanzas de todos nuestros tropiezos. Hermanarnos con nosotros mismos de tal forma que podamos hermanarnos con los demás con base en sólidos fundamentos. Con base en todo aquello que de verdad importa.

Conservar de nuestra historia de vida sólo aquello que nos enorgullezca. Con el compromiso de honrarnos a nosotros mismos en los pasos por venir. De ofrendar nuestros frutos al bienestar de nuestros seres queridos. De compartir y tender nuestra mano amiga con suavidad y cariño profundo. Recuperar el sentido mismo de la vida.

Abrazar el cambio. Como una forma de aprendizaje hacia los caminos de la plenitud. Como un aliento de tranquilidad. Como una certeza de futuro. Como una renovación vital. Con humildad. Con sencillez. Con fe. Con entrega. Abiertos a recuperar la mágica esperanza que todo lo hace posible.


Y tú... ¿cómo habitas en ti?


Feliz viernes...
mágicas y generosas
tortugas.




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