y sintiendo el viento llegar. Así... la mariposa azul recorre el bosque, difuminándose con la luz entrelazada de las ramas de los árboles, al atardecer. Respirando la nueva humedad de tierra y lluvia. Cobijándose en los recobecos de sol que todavía duran... Aliviada de ver el calor sofocante partir. Deslumbrada con la claridad del amanecer. Y con el reflejo de la luna, al anochecer, siente sus alas brillar.
Sin más, preguntó ¿cómo estás?
Y tú ¿quieres volar?
Hasta mañana con magia de luna y tortuga...
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