martes, 12 de mayo de 2009

alegrías

Entre las aventuras de la tortuga mágica, sus favoritas están agrupadas entre las que son producto de su esfuerzo, las que mágicamente ocurrieron y las que son regalos de cariños de vida. En cualquiera de estos casos, se trata de dichas compartidas que conserva cual tesoros que la nutren y acompañan, a veces, inadvertidos, pero siempre bajo su piel. Y es, quizá, porque aún le faltan tantas otras por gozar, que pasa por alto la belleza de los caminos ya recorridos.

Lo que muchos no adivinan es que el secreto más profundo de nuestra tortuga mágica es su inmensa plenitud. La cual se muestra con cauto disimulo, oculta tras el cotidiano accidentado, se distrae con los pesares y los yugos de la efímera existencia, se opaca a sí misma. Estando tan cierta de sí, apenas descubre que, con disimulada mezquindad, se guarda sólo para ella. Pocos, muy pocos, la han visto reir y son ellos, sus buenos y verdaderos amigos de siempre, quienes la aceptan como es, en su seriedad, en su detrimento, en su impaciente angustia, en su tristeza mensual, en su abrumador enojo, tanto como la festejan al bailar, al cantar, al reir y sonreir, al anécdotas narrar ... jugar, comer y beber, la escuchan, la leen y la piensan con bien, llena de amor y siempre enamorada. Al tiempo que le hablan, se muestran, la abrazan y acarician con su cariño.

Ella, ingenuamente, descubre, al sentirse envejecer, que la urgencia con que ha querido crecer es la prisa que tiene por llegar a ser sin seriedad. Por lo que se interroga, si pronto será tiempo de otros sueños anidar, deshacerse de sus cuentas pendientes, saldadas una a una. Y explorar los rincones lúdicos de su existencia como un fin en sí mismo, no como un espacio de ocasión suspendido ante el acaecer de la finitud. Por esta vía, nuestra amiga recupera el entusiasmo y el optimismo de su caparazón escondido. El cual se ha acostumbrado a vivir protegido de quienes disminuyen su sonrisa ya sea por torpeza, ignorancia, egoísmo, inseguridad o envidia, es decir, por miedo y simples descuidos u olvido de vida. Caparazón receloso, incluso, ante el terror que impone su certeza.

Entera, tanto ella como su coraza, y contenta... se encontraba la mágica tortuga de paz y alegrías. La que habita cerca del mar y se protege de las lluvias en medio de la selva. La que medita en la cima de la cordillera y baila al ritmo del viento. La que recorre el mundo acompañada de una mariposa azul, en busca de un elefante feliz y puede volar. Cuando descubrió el secreto de su libertad: la dicha con que se habita, al tiempo que se descubre, explora y recuerda. Ese día ... fue convidada a mostrar este rostro y dejar de guardarse para sí.


Y tú ¿a quién escondes en ti?

Hasta mañana y Feliz cumpleaños mi adorada Sofía!!!

Que este día todos disfruten con magia de tortuga.


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