jueves, 14 de mayo de 2009

mañana de sol

El día canta con un bello pájaro de cresta naranja intenso, quien se posa en el árbol que asoma por la ventana del caballero de las siete vidas.

Este extraño ser despierta por séptima vez y no puede recordar sus existencias pasadas, salvo cierto olor de reminiscencia que intenta descifrar, a la vez que adivina cuál es el designio de este nuevo amanecer. ¿Será que tiene una misión? o sólo recupera el aliento para vivir en libertad, hacer aquello que anhela y contemplar el tiempo por llegar.

Con cierta duda y misterio, asoma el rostro fuera de la cueva, se deja deslumbrar un poco por el sol y se acompaña de tierra con olor a lluvia. Pareciera que viene de una larga batalla pero no sabe si ganó o perdió...

Viene de regreso de un prolongado viaje. En el camino se extravió de sí y se inventó seis veces. Termina el ascenso por una larga espiral de seis inmensos escalones y siente una fuerza centrífuga interior que lo consume hacia el inicio, lo cual confunde su concepción del tiempo y del espacio. Como si ahora pudiera colocarse en cualquier punto, en cualquier momento, sin secuencialidad lineal, como un infinito latir de ser.

Se siente liviano, como si nada lo contuviera, como si no encontrara raíces a las cuales adherirse, como si su memoria estuviera bajo un hechizo y sólo pudiera recordar la luz.

De pronto... alguien toca a su puerta, él despierta y descubre un bello pájaro de cresta naranja intenso posado en el árbol que asoma por su ventana... y la vida...sigue.


Y tú ¿conoces tus siete vidas?

Hasta mañana.




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