viernes, 8 de mayo de 2009

la filosofía

Su misterio cautiva, asusta e incluso enloquece. Su tradición se pone en tela de juicio a medida que sus especialistas le arrebatan la posibilidad de generar nuevos modelos y soluciones, su compromiso con la verdad y su placer de vida. La escuela la obliga aún cuando su voz se apaga ante el carácter repetitivo de sus interlocutores. Éstos siguen prefiriendo largos discursos, pocos diálogos y escasa escucha. Secuestrada en una élite del conocimiento que ama más el poder que el saber. Así, navega (o casi naufraga) la madre de todas las ciencias.

A quienes con ella aún amamos, nos impone el reto de encarnarla y renovarla. Pero ¿cómo? Si en soledad, casi en solipsismo, sus amantes habitan sin capacidad de escucharse y respetarse, anteponiendo egos e inseguridades, privilegiando la competencia y la vanidad, mientras agotan esfuerzos y se alimentan de envidias y mezquindades.

Esta noche, acariciada por la luz de la hermosa luna llena, sin una mano con quien bailar hace tantas vidas, sophia descubre que, cuando sus quereres abran la puerta para tan anhelado diálogo entre quienes pretenden rescatarla, no será convidada al festín. ¡Qué indescifrable enigma! Quizá son los intentos por "salvarla" lo que la renuncia.

Sin embargo, este amor, por el cual el saber lo arriesga todo, se pertenece a sí mismo. Sin detenerse en nimiedades y con pasión, construye una nueva verdad, cada vez que alguien está dispuesto a brindarle su alma renacida.

Por eso, la filosofía siempre es generosa con todos quienes la procuran.


Y tú ¿quieres amar a sophia?

Hasta el lunes queridas tortugas... Dichoso y mágico fin de semana de luna y amor, en compañía de su gemelo caparazón.



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