domingo, 3 de mayo de 2009

espalda

con espalda...

Nacieron dos princesas, una azul de mar, otra amarilla de sol, pegadas espalda con espalda. Por esta razón, no podían verse la cara bajo ningua circunstancia. Además, mientras una más se acercaba a su meta, más alejaba a la otra de su destino. De este modo, se entorpecían entre sí. Como si de forma trágica, tuviera una que morir para dejar a la otra vivir, o al menos, una tuviera que dejarse llevar por la fuerza de la otra y renunciar a su posbilidad de ser y soñar.

Durante años, la amarilla de sol dominó, por mucho, la fuerza y belleza profunda del mar. Irradiaba su luz robando de aquélla el brillo. Y con engaños, confundía el bien con el mal, sin misericordia alguna. Su egoísmo la consumió y apagó la llama de su color, empalideció... hasta que al fin murió... Ese día, la princesa azul de mar voló cual mariposa y habitó el sitio que siempre le correspondió.


Y tú ¿a quién llevas pegado a tu espalda?

Hasta mañana mágicas tortugas!


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