La lluvia, justo a punto de caer, condensa todas las emociones como cuando, en medio de una frase emotiva: estás a punto de llorar.
Otras veces, la lluvia casi imperceptible, que no cesa, simplemente, nos invade de cierta melancolía y del frío de la humedad que se impregna en las paredes.
Hay lluvia de tormenta, que se desploma con furia entre rayos y truenos.
Y mi favorita: la lluvia de anunciación, la que dispersa las dudas y se acompaña de lindas y buenas noticias.
Y tú ... ¿recibes la lluvia?
Linda semana queridas tortugas.
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