... es en el alma.
Una de las grandes interrogantes de la vida: es poder definir la bondad. Definitivamente es un sentimiento que nos habita. Un acto de consciencia. Y también una forma de actuar. El alma tampoco es un concepto sencillo. Inclusive es un cuestión de fe. Cada ser humano tiene sus distintas creencias al respecto. Como también existe más de una religión y quienes no profesan alguna. ¿Será por eso que hoy el mundo está inmerso en un profundo caos?... Es decir: la disputa sobre la bondad y la falta de escrúpulos (el cinismo)... nos condenan a los horrores del presente. ¿Es acaso una virtud renunciada por más de una persona? O es un acto de arbitrariedad el adueñarse de su potestad. Compitiendo por el bien cual contienda electoral. ¿Cuándo las disputas sobre la moralidad socavan la vida pública para enfrentarnos unos entre otros en aras de causas sociales? ¿O siempre ha sido así la arena de lo común?
Sin pretender entrar en su contraparte y una discusión igualmente añeja sobre qué es el mal. Parece notorio que enfrentamos problemas en donde estamos sujetos a la mala voluntad de otros seres humanos. O, al menos, a la ausencia de bondad. ¿Cuáles son los límites del libre albedrío que no deben jamás trastocarse y mucho menos transgredirse? Parece que vivimos en un mundo en que cohabitamos con personas que han renunciado a la bondad. Supongo que tal renuncia a sí mismos y a una parte importante de su alma, o vida anímica y psíquica, en más de un caso se trata de sustentar en alguna suerte de argumento. Porque debe ser difícil renunciar a ser humano de tantas formas posibles. Permitirse como seres humanos el deterioro ético hasta cometer crímenes violentos. ¿Qué caminos son esos ante los cuales quienes no renunciamos a la bondad estamos expuestos? ¿Y por qué proliferan de más de un modo? A la par de un mundo próspero. Porque no todo son desgracias y agendas del miedo que inculcan incluso terror. Estamos ante realidades en paralelo. A medida que, desde más de una realidad, parecería que todo se desmorona y cae a pedazos. Hay quienes todavía pueden inculcar en su vida: lo bueno. Y vivir en paz sin enfrentar precariedad o sin estar expuestos a imperiosas necesidades. Lo cual es una buena noticia. Es una esperanza para encontrar mejores senderos sociales.
Se vuelve difícil distinguir la bondad de muchas formas. A la vez que cada día es una ocasión para hermanarnos entre humanos, compartir dichas bondadosas y ser generosos. Enfrentamos más de una paradoja. Pero los problemas son serios. Yo me pregunto si desde las altas esferas mundiales del poder, desde instancias con medios para actuar, existen reflexiones profundas al respecto. O lo único posible es ir sorteando los embates en el día a día con la esperanza de, con el tiempo, construir un mundo mejor. Todos los esfuerzos son loables. Menos la ideologización de la vida moral. Debemos ser seres éticos capaces de distinguir la diferencia entre lo común y lo personal. Porque los problemas serios se politizan y se vuelve una batalla de opiniones que pugnan por una verdad más fidedigna y eso nos separa de nuestra propia humanidad. Fomenta la indiferencia hacia el hecho real en su proceso de mediatización. Y luego nos violenta entre seres humanos en aras de entronar una sola posibilidad de comprender la realidad, fabricando una falsa rivalidad que sólo contribuye para los fines de acumulación de simpatizantes. Ser humano es ser más que un voto o un simpatizante. O ser parte de una red social tecnológica o en la práctica. Las manifestaciones sociales sufren una escala de violencia. Y en contraposición las calles se blindan. Es una tristeza no poder manifestarse en las calles en paz y sin causar disturbios... es decir: cívicamente. Con respeto. En un espacio de diálogo libre para tomar todos consciencia de la necesidad de soluciones. El apoyo solidario. Incluso el inconformismo.
En la práctica, hablar de bondad nos queda ya muy lejos. La vida, en su inmediatez, obliga a actuar con pragmatismo. Y cada quien vive las desgracias e infortunios globales a su manera. Procurando un lugar de bien, de paz, de certeza, de seguridad. A pesar de que vemos que esos espacios se agotan cada vez más cerca de nuestras casas. Y no es que por eso se vuelve relevante un problema. Simplemente es la dimensión de las dificultades las que se cercioran a medida que faltan soluciones. Se trate del país que se trate. ¿Cuál es el objetivo de los líderes? ¿Qué está a nuestro alcance? Además de dar gracias por cada día de vida. Es triste conocer con tanta efectividad y eficiencia lo que ocurre. Gracias a la tecnología, hoy somos ciudadanos más conscientes de los problemas que nos aquejan y de lo impotentes que somos ante las soluciones. Dependemos de nuestros gobiernos y de la cooperación internacional para ver con esperanza el futuro. Ojalá el trabajo que se hace dé cada día más frutos. Y veamos también en las noticias: el mundo cambiar. Sabiendo que quienes no renunciamos a ser humanos y nos entregamos a la bondad, procurando ser mejores personas cada día y forjando un carácter, también somos muchos y no estamos solos.
Y tú... ¿sientes la bondad?
¡Feliz jueves
mágicas tortugas...
no pierdan la bondad
ni la fe
en sus caparazones!
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