viernes, 25 de julio de 2025

el poder...

 ... de la cultura.




No existe instrumento más fuerte para un ser humano que la cultura. La civilidad, las artes cívicas y la educación que, en suma, construyen las tradiciones. Aunado a la fe individual y a las creencias colectivas. Tal y como lo entendemos hoy. En conjugación. Sin discriminación. El conjunto de buenos hábitos y costumbres. La posibilidad de un diálogo respetuoso. Sin cultura sólo queda la barbarie. El mundo se precipita a pasos agigantados hacia la carencia de cultura.

Por lo que nuestra responsabilidad ética, que involucra también el cuidado de uno mismo y el cuidado de la naturaleza, es luchar por la cultura. Cultivarnos y ser cultos.

El orgullo más grande de un ser humano son los frutos de su crecimiento. Y esta cosecha sólo en la cultura toma lugar. Individualismo y cultura no son compatibles. No hay cultura sin comunidad. El avance de las tecnologías es una carrera ciega con fines de lucro y falsos poderíos. No tiene un propósito claro dentro de la cultura y en las nuevas prácticas vitales se ha descuidado mucho el hacer reflexiones sobre la cultura en nuestros tiempos.

El mundo ya cambió, sin embargo: ¿quiénes somos hoy a la luz de nuestras prácticas cotidianas? Para qué contamos con todas estas herramientas a nuestra disposición. Ni siquiera optamos por ellas. Estamos obligados a vivir de otra manera sin importar cómo queremos vivir. Y nos habituamos, a veces, a pesar de nosotros mismos. El empleo se vuelve escaso. Y la brecha generacional deja fuera al 50% de la población. La brecha económica deja indefenso a mucho más que el 50% de la población. Y quienes gozan de privilegios sufren un proceso de carencia cultural a causa de la enajenación en la carrera tecnológica. Los gobiernos no rinden cuentas ni con respecto a las necesidades inminentes tampoco se ocupan de construir un nuevo paradigma posible para la subsistencia humana. Se pierde el habla, la escritura y el contacto entre seres humanos. La automatización de la vida pone en riesgo a los individuos y no hay leyes de protección que alcancen para garantizar la vida.

Lo que ocurre es que se le está dando a la tecnología un valor de naturaleza y de cultura, a la vez; en el afán por conseguir la óptima inteligencia artificial y el perfecto robot. Y la tecnología es tecnología: ni naturaleza ni cultura. Las herramientas tecnológicas son útiles no vida. 


Y tú... ¿amas la cultura?



Feliz viernes
mágicas tortugas.
No olviden vivir.

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