... con una sonrisa.
Cada mañana empieza un nuevo ciclo vital que da continuidad a nuestra vida en su acontecer. El dormir nos brinda lo que necesitamos para mantenernos sanos, vivos y felices. Al despertar no debiese nunca faltar una sonrisa para dar cauce a nuestra rutina cotidiana.
Emprender cada nueva jornada no es algo que podamos dar por sentado. Cada día es una vida nueva que se finca en el día anterior en aras de avanzar hasta el llegar la tarde y haber concluido el día. Son misterios de la vida. Pero es así como se vive.
Es un arte el uso y acomodo que damos a cada una de las horas y cómo hacemos del tiempo, en su transcurrir, hechos. Ninguna tarea es menor. Y no debiese ser tan difícil ocuparnos sólo de buenos haceres cada día y olvidarnos de causar daño alguno. Ocuparnos de nosotros mismos en paz y con dicha. Sin complicar la sencillez misma de la existencia. Sin lastimar el presente. Es sólo en la mente y en el habla que el día se trastoca como una meta a alcanzar en un futuro posible o como un ancla del pasado perdido. Si bien pensar es nuestro estado natural... debiésemos disciplinar la mente para sólo pensar aquello que una sonrisa de bienestar nos pueda brindar...sin daños causar. Y lo enfatizo porque hay personas que puedan malinterpretar mis letras y confundir la autocomplacencia con el bien hacer. Lamentablemente, hay personas que se alegran sin bien. Son tristes realidades que nos circundan. Ojalá el ser humano quisiese ser bueno por naturaleza y simplificar la complejidad de su existencia a aquello que es bondad. Lo cual ya es un gran trabajo de vida. La vida es un trabajo que debiese ser maravilloso y no de sobrevivencia. Sin embargo, a la luz de tantas guerras y violencia parece que es una gran bendición poder sonreír al despertar.
Ante la evidencia, sólo podemos, sin ingenuidad...procurar de nosotros mismos y de lo que nos habita, así como de los lugares que habitamos y con quien compartimos: prácticas de paz. Para al despertar sentir la dicha de la vida. Incluso en medio de la adversidad. Difícil tarea la de despertar en un mundo lleno de retos no cumplidos. Y metas truncas. Cada quien es una historia viva y debemos entregarnos a las bendiciones que recibimos. Aunque no comprendamos tanto sobre las desigualdades. Ojalá lleguen los tiempos en que en las noticias no sólo sepamos de problemas, violencias, tragedias, conflictos y guerras. Que se nos anuncien verdaderas soluciones a los problemas comunes. Que se rompa la brecha entre quienes toman decisiones a modo y sentados en un despacho; y la realidad misma. Realidad colmada de contradicciones y complejidad. Vivir es en común. Tanto como nuestra mayor responsabilidad es vivir con dignidad.
Y tú... ¿sonríes al amanecer?
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