... y perseverancia.
Vivir nos enseña los caminos del buen andar. Con pausa. Una parte de nosotros quisiera ganarle tiempo al tiempo. Pero es en la mesura en donde descubrimos el ritmo exacto de los días que vivimos. Hay premuras constantes pero no todo está en nuestro control. Y hay esperas ineludibles que nos invitan a perseverar en el día a día hasta alcanzar nuestras metas. A no renunciar en el intento y ser pacientes.
El camino de los afectos y el sendero del amor verdadero también son horizontes que se trazan con esmero, cuidado y dedicación. Con paciencia y perseverancia. Aquello que construimos con nuestras propias manos, paso a paso...es aquello que más esperas suma. Sólo con el tiempo podemos sorprendernos ante la consecución de nuestros fines. Tomamos decisiones y nos convertimos en la persona que perseveró en sí misma. Con el paso de los años somos troncos robustos capaces de atravesar adversidades y recibir nuestras propias bondades. Como rocas infalibles que se sostienen a sí mismas. Para emprender nuevas travesías.
Al cabo de la edad conservamos aquello que supimos cultivar.
Y tú... ¿descubres el esmero en tu edad?
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