martes, 22 de noviembre de 2016

aventuras de la tortuga mágica...

Esta es la historia de dos tímidas tortugas que caminaban entretejiendo los árboles bajo sus ramas cubiertos por un sobrero de lluvia...

No sabían de su existencia aun cuando habían recorrido senderos similares en galaxias muy lejanas. Hasta que llegó un día en que un azar los hizo coincidir un tiempo breve. 

Se reconocieron casi al unísono, hablaban el mismo idioma y no tuvieron problema alguno para comunicarse y sentirse seguras como si fueran sido amigas desde tiempo atrás, sin embargo supieron muy poco de ellas mismas. Hay ocasiones en que es suficiente poder hablar de las cosas que de verdad te unen para recordar que no estamos solos en nuestros mundos. 

Entre los aprendizajes de esta visita a lugares desconocidos, llena de magia de tortuga, guardaron en su caparazón el despertar de la posibilidad de una vida diferente, la conmoción de un corazón que todavía puede latir a pesar de haber estado roto en mil pedazos, la esperanza de que todavía nos queda un poco de osadía para arriesgar un dulce aliento de nuestra voz.  

El espejo de los años ya no merman la certeza de un futuro soñado. Las heridas cierran sin esfuerzo y, como un viento suave de mar, la sonrisa se desdibuja sin temor alguno. Así fue como cada una regresó a su tiempo de vida, llenas de ánimos renovados y con la certeza de haber descubierto una buena amistad.

Tras los largos meses de incertidumbre sobre en quién nos hemos convertido, al fin llegó la noticia, junto con la ternura del atardecer, de que nuestra tortuga mágica se ha vuelto otra. Tan distinta de quien fuera que, con sorpresa y cierta mesura, se empieza a acostumbrar al nuevo color de su piel. Y empieza a reconocerse en su nuevo caparazón. Como si la carga pesada de su condena se tornase en alas de sol para comenzar a vivir el sendero que siempre le correspondió.

Se disipan todas las dudas de su existencia. Empieza a sacar de los cajones del ayer los sueños de su mente que laten en su cerebro. Las nuevas tareas se enlistan con forma de un cúmulo de historias que contar. Y en el corazón guarda la ilusión de un rostro aún desconocido... casi por llegar. 

No pudo imaginar cuánto sus anhelos y necesidades cambiarían. De pronto sus certezas se han hecho otras y las motivaciones de ayer dejaron de ser para dar cabida a un nuevo ethos, más propio, más próximo, sereno y sin ambición alguna.



Y tú... ¿te dejas sorprender por el nuevo espejo de tu ser?



Feliz semana corta de noviembre
y mil abrazos llenos de mágicas
sonrisas de tortuga...
Gracias.


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