lunes, 6 de agosto de 2018

Bartlett...

... ¿por qué no? #CuartaTransformación


Me detendré un momento para dialogar con la polémica que se desató en estas semanas sobre la pertinencia y relevancia del futuro nombramiento de Manuel Bartlett como director de la Comisión Federal de Electricidad. En lo personal lo único que a mí me extrañó fue ¿por qué él querría desempeñar tal función? Porque que ocupara un lugar en el nuevo tablero gubernamental, para mí, era no solo una tarea obligada... además, un anhelo personal. La incógnita, acariciada incluso con anticipación, solo era cuál función le sería encomendada. 

Tras haber seguido su trabajo legislativo, percibí su perfil situado al margen de los intereses que hoy están representados en la CFE. Ha sido un impecable retractor del monopolio privado financiero de las empresas energéticas y eléctricas y un defensor del patrimonio nacional, de la autonomía económica y de la posibilidad de un desarrollo institucional al servicio de la soberanía del país. Valores muy depreciados en años recientes. 

Escuchar sus participaciones en la tribuna, además de siempre caracterizarse por una lúcida (y admirable) brillantez, determinación, convicción, valentía y coherencia, son un ejemplo del talante y la altura de este personaje indispensable para nuestra vida política. Un cuadro político de excelencia de los que ya no podemos ver muy seguido. Un contrapeso democrático efectivo sin resquemor alguno de alzar la voz y de hacerlo siempre con una elegancia envidiable.

Y entonces, comprendí lo acertado de este nombramiento. Precisamente, en tiempos de transformación, necesitamos a la cabeza de la CFE una persona que represente todo lo que hoy no es esta empresa. Es una señal contundente del compromiso de Andrés Manuel con sus propuestas de campaña. Una certeza de que no hay una sola improvisación en su proyecto de nación. Y una decisión coherente con el trabajo en común que han construido estos 12 años.   

Si bien, es cierto, yo me remito aquí al pasado reciente de su trayectoria. Y también es verdad que no tengo miramiento alguno hacia su historia de vida. Creo que somos la persona en quien nos convertimos gracias a todos los pasos que hemos dado en el camino. Que es así que se forja nuestro carácter y que tenemos derecho a construir nuestra propia trayectoria, con libertad. La luz de nuestra madurez se entrelaza con el claroscuro de todas las etapas de nuestro crecimiento. 

A quienes cuestionan, en especial el impacto mediático de todos los grises con los que ahora se le quiere teñir, yo los invito a ver hacia adelante y analizar el presente a la luz de lo que hoy necesitamos y de la situación en la que nos encontramos. Y no nos neguemos la oportunidad de tener a un funcionario de primer nivel a cargo de nuestros destinos eléctricos. Creo que es la persona ideal para las tareas a afrontar en esta materia. 

No subestimemos la envergadura de los retos que la cuarta transformación nos significa. Mis mejores deseos en esta empresa para Manuel Bartlett. Mi respeto y reconocimiento a su asombrosa trayectoria. ¡Que viva el buen arte de la política!


Y tú... ¿reconoces tus virtudes o te conformas con tus errores?



Fuerte abrazo...
lleno de magia de tortuga.
¡Feliz inicio de semana!


Y por que hoy amanecí sintonizada
con el más cursi de los romanticismos
les comparto un poco de la música...
que me acompaña.


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