sábado, 4 de agosto de 2018

tareas...

... del hogar.



Quisiera poder decir que será un sábado de tareas creativas... lo cierto es que hoy debo dedicarme a las tareas domésticas. Las cuales se acumulan, a lo largo de los días, empezando a interrumpir el paso. 

Por una parte, me regodeo de mí misma por no tener ningún resquemor al respecto. Soltar el obsesivo hábito del orden y la limpieza es una suerte de liberación de nuestros temores acerca del devenir aleatorio e impredecible de la cotidianidad. Solemos tomar el control de todo lo que no podemos controlar: a través de ordenar compulsivamente a nuestro alrededor lo que sí podemos controlar. Y así, sentimos que tenemos el ritmo del tiempo, que se evapora, en nuestras manos.

Por otra parte, el placer de la casa limpia y saber todo en su lugar, también, es el mayor disfrute de todo lo que está orden en nuestro corazón. El espacio abierto de nuestra alma, sin nada que interrumpa el paso, para que se desenvuelvan las actividades de nuestra vida: en armonía. Es brindarnos la guarida ética en donde habitamos reconciliados con nosotros mismos.

Probablemente, esto del quehacer doméstico se trate del justo término medio. Entre soltar nuestros temores y procurarnos nuestras propias certezas. El dejar que la vida transcurra sin más y, al mismo tiempo, montar un escenario estético para disfrutar el flujo del tiempo. Como la clave para compartir nuestro hogar. Primero con nosotros mismos... y así: con los habitantes de nuestro corazón. Nuestro ethos y nuestro eros.

Disfrutar nuestros espacios vitales es una forma de acariciarnos. Una forma única de apapacho. Es también la satisfacción del trabajo cumplido. El apropiarnos de nuestro cuerpo hecho casa. Nuestro lugar seguro. El resguardo de nuestras tormentas y el nido de nuestros anhelos. El testigo de nuestros esfuerzos. La cuna de nuestro descanso. La coordenada en la que anclamos cada noche. El abrigo del amanecer. Y la libertad de nuestra creatividad. El poderío de nuestras soledades. Y el susurro de nuestros placeres. 


Y tú... ¿en qué ocupas este sábado?


Feliz fin de semana!
Que sus horas transcurran
llenas de magia...
queridas tortugas.



  

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