domingo, 5 de agosto de 2018

serena alegría...

... corazón rebosante.


Lo que ocurre con los estados prolongados de felicidad es que expanden todos y cada uno de nuestros sentidos. El tiempo... no sé si detiene... o fluye con tanta naturalidad que no logras percibir el paso de las horas. De pronto, la calma de la ternura arrulla tus días como si no pudieras desprenderte de una melodía encantada. Dejas de interrogarte. Y a cada paso descubres una nueva certeza. Como si navegar fuera como volar. Como si caminar fuera como bailar. Y con solo pensar: puedes amar...

Las tareas se entrelazan con el placer. La vida se colma de aliento renacido. El entusiasmo transmuta en alegría... de una prisa que nos arrebata el alma... y, sin sobresaltos, se convierte en una sorpresa con pausa... Aparece el placer del trago que se bebe suavemente. El brillo de la mirada contempla el acontecer... sin otro pensamiento que el sereno sentir. La palabra deja de atropellarse. El tono de la voz no se quiebra de ansiedades. Y el corazón late... sin otro esfuerzo que el de nutrir el compás de un ritmo propio. 

Probablemente, éstos son los espacios en que todo ocupa el orden que le corresponde. Sin más. Un presente sin futuro que deja de interesarse por el pasado. El lugar de las risas y las sonrisas.



Y tú... ¿cómo describes el más bello de los silencios?


Les regalo este día...
colmado de magia de tortuga.
Fuerte abrazo.
Gracias!





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