sábado, 15 de junio de 2019

entre la diplomacia...

... y la vanidad.


Marcelo Ebrard empieza a delinearse como la voz de México, el emisario y único emblema del Gobierno Federal. Tras una negociación, en proceso, aparentemente virtuosa. Una solución en proceso que nos deja llenos de interrogantes acerca de la frontera sur y de la suerte de la vida de miles de personas... 

Alguien debe darle un curso de reuniones bilaterales a nuestro canciller. Alguien debe recordarle que no estamos en campaña electoral y que él está lejos, muy lejos, de poder aspirar a la presidencia. Hoy tenemos un presidente y su nombre es Andrés Manuel López Obrador. Así que el secretario de relaciones exteriores debe cerrar filas y de dejar de apelar al discurso de la unidad nacional en contrapartida con la #4T... 

Estamos unidos en torno a un proyecto no a una persona. Y mal hace Ebrard en tratar de imponer su "gran logro" como moneda de cambio para darse a sí mismo un conjunto de prerrogativas que él no posee. 

El circo montado ante la amenaza de los posibles aranceles del acero no puede repetirse. El trabajo del canciller es lograr vías diplomáticas, formales, para generar mejores contextos de colaboración conjunta y firma de acuerdos entre las carteras correspondientes de ambos países, según sea la materia en cuestión... 

Aspirar a fracturar en dos bandos a los integrantes de MORENA es una muy mala opción. Peor aún, tratar de dividir el gabinete en dos mandos. Votamos por un proyecto no por personalismos espontáneos alimentados de vanidad. No es tiempo de cambiar el guión. Es tiempo de llevar a cabo las grandes obras que se prometieron en la campaña.


Y tú... ¿renuncias tus vanidades?


Feliz sábado
lleno de magia...
de tortuga.
Acordemos sin sacrificarnos.
Besos y abrazos.



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