Exista o no la fortuna... buena, mala... el destino... el azar o la casualidad causal. Existen mejores o peores momentos a lo largo de nuestra vida. Cuando llegan las alegrías cuestionamos muy poco a la fortuna. Cuando llegan las rachas grises toma más valor prestar atención al infortunio. Buscar respuestas y predicciones alentadoras.
En cualquier caso, está en nuestras manos no desfallecer y disfrutar a pedacitos nuestra vida. Comprender la forma en que se armonizan las distintas etapas que vamos forjando en el camino y descubrir cuán indispensables se vuelven todos y cada uno de los instantes que suman nuestra historia.
Confiemos o no en oráculo alguno, nos relacionemos del modo que lo hagamos con las "señales" que despiertan nuestra intuición y nos permiten comprendernos a nosotros mismos en el espejo de cualquier "mensaje" que recibamos. Acomodemos como acomodemos las sorpresas y regalos de la vida que se nos ofrecen a nuestro alrededor. Es cierto que la magia existe...
La magia de lo inesperado. De todo lo que no está en nuestro control. La magia de ser, amar y vivir. La magia de reír y sonreír. De llorar y sentir. La magia de coincidir. La magia de lograr con nuestras manos nuestros sueños o lograr lo jamás soñado a cambio. La magia de aprender y crecer. La magia de todas las delicias del mundo. El cambio y la transformación continuos y aquello que se preserva: lo esencial. La magia de la amistad y la hermandad. La empatía y la compasión. La conmoción. El miedo y el valor. La magia de la palabra... de la escucha. Todo esto es la fortuna misma.
Y tú... ¿crees en la magia?
Felices designios llenos de magia de tortuga...
que esta luna llena hermosa las haya sorprendido
con su luz y llenado de amor el fondo de sus ojos.
¡Fuerte abrazo!
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