jueves, 25 de julio de 2019

frío...

... de verano.


En las manos se guarda la temperatura que nos conmueve. Sin importar el calor que late en nuestro corazón, el frío nos traslada a estados de ánimo nostálgicos y melancólicos. El cantar de las aves nos arropa a lo lejos. Una mariposa blanca viene a nuestro encuentro. Y alguna mirada perdida en el horizonte nos regala la certeza de que no estamos solos. Las mejillas se sonrojan y la nariz nos recuerda la presencia de nuestro cuerpo. El anuncio de la lluvia en las nubes que nos cubren y las ganas de una chimenea para acompañar el ritmo de su olor. Una taza de café con el antojo de un chocolate caliente. Las letras y los buenos recuerdos. Al calor de la música.

Y entonces... despierta la tortuga mágica. Llena de promesas por cumplir. Con nostalgia del prolongado ayer y con melancolía por el corto mañana. Y le pregunta a su caparazón... "¿llegará ese día de ver salir el sol sin frío en las manos para poder liberarlas de ti?... el día en que tu peso sea ligero y alguien me sujete..."  - No lo sé - contestó él: Quizá yo he sido egoísta al guardar tanto dentro de ti. "Pero el caparazón es para eso... para acrecentarse". - Lo sé: pero lo único que tiene sentido al hacerse más grande es compartirte con otro caparazón y libres caminar. Mientras tanto, necesitas todas tus manos para sujetarme con fuerza. 

La tortuga mágica conservo estas palabras pero seguía insatisfecha, porque oía a lo lejos el oleaje de un mar inexplorado. Escuchó el susurro de la mariposa blanca... y supo que la única manera de llegar a su orilla soñada era mostrar el rostro de su alma a través de su caparazón y dejar que sus manos empezarán a ejercitarse para caminar con decisión. Y así... sin percatarse aprender a volar.


Y tú... ¿sostienes tu caparazón?



¡Feliz jueves de frío!
Abrazo mágico de
tortuga feliz...







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