miércoles, 3 de julio de 2019

paciencia...

… y salud.


Hay días en que el cuerpo nos invita al reposo, la siesta, la calma... a tomarnos un respiro y abrazar con fuerza nuestro propio corazón. Con paciencia. Para recuperar el ánimo vital y sanar. La sanación es un camino lleno de bendiciones. Es una pausa y una pauta para recuperarnos a nosotros mismos, para reponer energía, para meditar y descansar. Con la sabiduría del cuerpo que, las más de las veces, es más certera que los designios de nuestra disertación mental. 

La razón nos impone un ritmo de no parar, hacer y hacer sin mucho pensar: paradójicamente. Nos ocupamos para no reflexionar a fondo y para no sentir con fuerza. De otro modo viviríamos casi paralizados. Encontrar el equilibrio entre el reposo y la actividad, entre el sentir y el pensar, entre el hacer y el reflexionar. Es el arte mismo de la vida. Sin temor a que la debilidad del cuerpo sea el mejor parámetro para la fortaleza del alma. Y con temor a que la debilidad del alma se esconda dentro de un cuerpo, aparentemente, sano.

Cuando nuestro corazón se conmueve: nuestro cuerpo necesita un espacio para despojarse de todo aquello que lo tenía aprisionado.


Y tú... ¿sanas con paciencia?


¡Feliz miércoles!
Abrazo apretado...
lleno de magia de tortuga.



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