viernes, 12 de julio de 2019

incertidumbre...

... vital.


Hay personas que necesitan del conflicto y la confrontación para evitar experimentar la incertidumbre vital. De este modo, eligiendo un bando, se sienten reconfortados de sentido para darle curso a sus actos, pensamientos y palabras. Otras prefieren la negación y el no conflicto como forma de evitar sentir la vida misma. ¿Habrá otras formas de aprender a vivir nuestra cotidianidad? Espero que sí, porque tales vías parecen ser una condena que nos impide alcanzar estados más plenos de la existencia. Peor aún, nos impide convivir en armonía y con respeto entre seres humanos.

Pero en este viernes me interesa más hablar de quienes insisten en dividir al mundo entre buenos y malos con la bandera de la justicia. No en aquellos que hacen lo mismo pero con la bandera de la paz interior. Y así, justificar adjetivos violentos y descalificativos hacia todo lo que les es diferente. O simplemente guardar silencio con indiferencia hacia todo lo que no es "armonía".

Es agotador escuchar todo tipo de violencias "justificadas". Más cuando se trata de los espacios públicos y políticos. El bombardeo de la propaganda de odio no es más que una expresión de fascismo velado. Venga de donde venga. Porque en las expresiones entre particulares, sin justificar violencia alguna, se trata del proceso de la dialéctica vital para aprender a comprendernos. Proceso que debemos aprender a no vivirlo con violencia. Y en eso se encuentra muy ocupada nuestra humanidad. Pero que los líderes políticos y de opinión pública se regodeen de tales odios para ganar adeptos... "educar pedagógicamente"... dar consuelo a las necesidades de la ciudadanía... sí es un agravio significativo para todas y todos.

Fomentar miedos y fobias. Enajenar la incertidumbre vital en la revancha de estar del lado de los "buenos" o de tratar de aniquilar a quienes están del lado de los "malos". La arrogante satisfacción del "yo siempre lo dije". La absurda necedad del insulto a falta de razones. La burla... la agresión. La victimización ante la carencia de argumentos. En esta batalla del ego y la prepotencia compartida, todos ocupan el mismo lugar. ¿No será tiempo de elevar el diálogo público y político a lugares más humanos de autocomprensión y comprensión?

Es verdad que la incertidumbre vital nos hace sentir muy desamparados a todos por igual, pero aniquilar al otro no parece ser la mejor forma de superarla y llenarla de motivos vitales, de darnos certezas a nosotros mismos a través de nuestros propios anhelos sin necesidad de que nadie sufra por aquello que a nosotros nos hace felices. Conciliar con el corazón. Amar. Y crecer... amando.



Y tú... ¿cómo habitas tu incertidumbre vital? 


Abrazo lleno...
de magia de tortuga.
¡Feliz fin de semana!




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