lunes, 24 de septiembre de 2007

los ángeles de la magia del pay

Al final de la jornada, llego acompañada de la hermosa luna en esta noche estrellada y quisiera compartir con ustedes un comentario que me hizo un amigo esta tarde...

Sin embargo, tuve que esperar hasta hoy (martes 25) para sentarme con calma y brindarles mi relato de ayer... como comento en mis datos personales, hay días en que mi salud es precaria y el cansancio me vence... esta vez fue el cuello y una tortícolis inesperada, afortunadamente, mi buen amigo y doctor de las agujas chinas me dio descanso y sanación. Así que, tras haber disfrutado una bella mañana de sol y contemplación, me dispongo a retomar mi relato de anoche, antes de acudir a los pedidos culinarios del día y concentrarme en mis temas de estudio.

Este proyecto tiene varios ángeles, dos en especial, estos ángeles son quienes con su mano generosa, su confianza y apoyo, me han permitido dar cauce a ideas e intenciones, esparcidas y nacidas a lo largo de los años, y ser plasmasdas al fin. Estos ángeles, amigos de vida, filosofía y sentir, son más que un regalo y fortuna...

Hay personas que me dicen que tengo mucha suerte, incluso corazones atormentados con cierto recelo desdeñan mi suerte con los ojos de quien mira de lado... Lo que, en realidad, estas personas no saben es que para mí nada de lo que, a veces, sólo luce al exterior de mi ser es más valioso que la amistad de estos dos seres; ellos ven en mí lo que yo ni siquiera adivino y, más allá de cánones o fronteras, me regalan vida cada día. Y me asombro ante tan grande bendición, ésta es mi verdadera buena fortuna: mis ángeles, amigos, amigas y tortugas mágicas. A todos ellos, gracias.

Les presento, entonces, al ángel Dioniso y al ángel Apolo. Quienes acompañan mis relatos con preguntas y nuevos puntos de vista, me hacen ver los míos desde un ángulo distinto y me permiten descubrir que, afortunadamente, las más de las veces no tengo la razón.

Esta vez el ángel Dioniso, quien disfruta el buen vino y tiene cierta pasión por la vida secreta (de la cual poco les puedo contar, pues por algo se llama secreta) me sugiere dar un contexto más propio para difundir mis servicios de terapia filosófica, teme (desde sus secretos) haya quien mire con desconfianza la espontaneidad de este proyecto y piense que, el desempleo creativo, me ha llevado a la desesperación de "vender cualquier cosa" y abusar de ingenuos congéneres. Este ángel no gasta las palabras y, con el tiempo, ha aprendido a recibir el abrazo. Cual buen filósofo... ceniceros, vasos, lámparas, y objetos similares a su alcance, corren el peligro de descomponerse en el universo de las partículas con forma indefinida. Cual influjo dionisiaco, se deleita con la buena música y las artes culinarias. Y siempre, sin importar la hora, está abierto a empezar todo tipo de disertaciones filosóficas... aliado y confidente... acompaña, intensa y francamente, mi diálogo socrático y alimenta la luz del saber.

A mi ángel Apolo, en cambio, lo determina la ley y el equilibrio. Tampoco exento de secretos, desde su vocación sacerdotal, siempre busca el justo medio, el bien y la bondad como los cánones de toda existencia. Así que él es quien aspira a darse a sí mismo la ley buena... y hacer lo bondadosamente justo. Es pilar de tortugas y, aunque a veces, cansado añora otra suerte, sabe... que su ser se vuelve pleno a través del bienestar de todos los demás. De darse con bondad para que los otros se brinden con justicia. Compañero de baile y "vasos vacíos", independiente, viajero, interlocutor incansansable, conocedor de mis secretos, gozoso ante el diálogo filosófico y alma de tertulias existenciales de todos tipos.

Ambos gozan de una mesura ecuánime y de una calma envidiable. Valientes se han inventado a sí mismos, logrando hacerse otros más allá de sus determinaciones y conservándose fieles a quienes realmente son. Gracias a ustedes, por no salvarse...por ser conquista que se forja a sí misma.

Y tú ¿qué ángeles quieres tener?


En respuesta a la inquietud del ángel Dionisio. No puedo más que invitarlos a que me sigan leyendo y conociendo. Sí les puedo dar algunos antecedentes, tomé terapia psicoanalítica por seis años, previo a ella tuve dos experiencias con terapia psicológica. Preferí el análisis, porque fue el ejercicio que a mí me permitió reconocer mis "verdades", e ir reinterpretando mis temores en motores de acción. Tuve la suerte de conocer a una psicoanalista extraordianria con quien realicé este trabajo y hubo una comprensión inmediata.

Siento que la base de cualquier terapeútica, que uno eliga, está en que sea la que a cada quien le permita resolver aquello que busca solucionar, y en encontrar la persona que nos brinde esa opotunidad, a través de la confianza y afinidad que nos inspire. Más allá de estos dos elementos, no hay recetas mágicas ni cánones rígidos, no hay malas o buenas terapias ni mejores o peores terapeutas, hay terapias adecuadas y terapeutas competentes para cada quien. Depende del momento en que nos encontremos, de cómo nos sintamos, qué estemos buscando o necesitando.

Y en última instancia, la responsabilidad está en nuestras manos...
buscamos ayuda para lograr, por nosotros mismos, tomar las riendas de nuestra vida y sentirnos satisfechos con ella, lo que la conforma, quienes nos acompañan y aquello que hacemos.

Yo los invito a probar esta terapia filosófica, de corte socrático-platónica, con cierto anhelo de introducirlos en la duda metódica a la que nos invita Descartes, y desde un paradigma dialéctico (inspirado y con base en la filosofía hegeliana), el cual comprende nuestro ser de conciencia en el tiempo y en la experiencia de la negatividad, como medios para la síntesis y el dominio de la identidad personal. Para mí la filosofía es una aventura de vida y cada quien puede darse a sí su propia filosofía.

El ejercicio que pueden llevar a cabo conmigo es el de "liberarse de la moral para volverse éticos", apropiarse de su cuerpo y de sus estados relativos de salud y enfermedad, redefinirse desde la circunstancia que cada uno elija (en armonía con los imponderables del pasado y los impedimentos del presente) y encontrar, juntos, formas de vida más aptas para nuestra naturaleza. Este ejercicio puede ser la culminación de un proceso de vida reflexiva que ustedes ya lleven muy avanzado, puede ser el inicio de un nuevo proceso de vida que rompa con la forma en que están acostumbrados a vivir, puede responder a la necesidad surgida por algún acontecimiento crítico, como son las pérdidas, los procesos de separación o cambios drásticos que requieren recodificar nuestras motivaciones y reorientar nuestras prioridades. Lo más importante para iniciar este trabajo es que ustedes se sientan inspirados ante esta posibilidad y que, una vez iniciada la terapia, realmente noten los resultados en su vida.

A mí ¿qué me inspira o motiva para iniciarme en estas artes? el anhelo de no guardar sólo para mí la posibilidad de descubrir en la vida su generosa belleza, los años de estudio e investigación que me han permitido interrogarme por un modo existencial de ser, contar con habilidades analíticas y comprehensivas, la empatía irrenunciable con las almas que me aocmpañan, quizá un poco de mi experiencia vital. Ustedes podrán corroborar mis palabras, si se sienten atraídos por la terapia filosófica y deciden venir al bosque a conocerse a sí mismos.

¿Por qué vender este trabajo? eso rebasa mi ámbito de acción, son las reglas del mundo nuestro y yo, al igual, que ustedes, requiero un modo de subsistencia, siento el llamado a esta forma de subsistencia (desde niña) y su respuesta me hará saber si es el llamado que me corresponde, pues no todas las vocaciones que recibimos nos imponen las mismas prácticas. Parte de este camino de autoconocimiento, no es sólo distinguir nuestros propósitos, más difícil aún... este andar nos impone la necesidad de descubrir el modo en qué éstos tendrán que ser manifiestos por cada uno de nosotros. De ahí la riqueza de la diversidad de nuestra identidad humana.

Sobre el desempleo creativo... Ante la falta de un espacio formal, institucionalmente hablando, en donde trabajar, uno puede darse su propio empleo e, incluso de forma afortunada, hacer lo que mejor sabe hacer... En esto debería basarse esta certificación y dictaminación de los procesos de concurso, contratación y filtros de selección de personal, tan de moda en nuestros días, tanto en el sector público como en el sector privado, pero no necesariamente siempre más justos. Es decir, estos procesos tendrían que estar orientados hacia tener a cada quien en donde mejor pueda desarrollarse para el bien de todos los otros miembros de su comunidad, para el bien de sí mismo en tanto está en donde podrá dar lo mejor de sí y sentirse pleno, al mismo tiempo, se debería contar con un lugar (un empleo) para todos, pues existen tantas funciones y necesidades productivas, como individuos hay (aunque algunos economistas todavía no lo descubran o crean que no es rentable verlo de ese modo).

Ser creativo, en este caso, significa que, a pesar de que nuestro sistema de la administración del empleo es irracional e incompetente, cada quien desde su creatividad puede encontrar ese lugar que le es propio y desde el cual cumple su mejor función para el buen desarrollo de su comunidad.

Bueno mis lectores, es todo por hoy... me quedo a la espera de sus comentarios, la MAGIA DEL PAY y la HAZAÑA DE LA ARAÑA siguen tomando sus pedidos y la LUZ DEL SABER les promete un espacio de sanación, crecimiento y aprendizaje.

Hasta mañana.

mlojiux@yahoo.com


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