Esta era una galaxia espiral que tenía 100.000 millones de estrellas, enlazadas por la luz. Estas estrellas para alimentarse requerían crear lazos entre sí y en forma brazo se extendía su luz hasta conectarse con la luz de la estrella contigua. Sincronizadas, se repartían funciones y, a modo de reloj, reproducían su ciclo vital; el cual emanaba destellos de colores y como canción arrullaba al resto del universo. Marcando rotaciones y trayectos, replicándose en la materia oscura cual tensor que contenía la resonancia de dicha melodía, a la vez que concentraba la energía de la luz.
Un día, la galaxia espiral despertó, con cierto desconcierto sentía pulsar un latido constante dentro de sí. Inmóvil... pensó... ¿quién soy? La música cesó por un instante. La galaxia se olvidó de sí y la música volvió. Desde entonces, cada vez que la galaxia piensa, la música cesa y sólo cuando la galaxia se olvida de sí, la música sigue arrullando el universo.
Pero no hay nada que la galaxia pueda hacer para evitarlo, fue su luz la que, de tanto concentrar la energía para la música, se desprendió de sí y empezó a entonar una nueva melodía. Detenida, reflexiva, contenida y limitada en palabras que no encuentran la forma de volver a bailar a un sólo son y diluirse indefinidamente en la música del universo. Fueron sus lazos fortalecidos los que entonaron su propia canción para entrenerse y acompañarse mientras reproducía su ciclo vital. Como si en medio de su luz hubiera quedado atrapada sin salida, en ese instante en el que despertó.
Hay cierto vicio en ella, pero libre ya no puede renunciar a su pensamiento. Cuando la galaxia sólo quiere pensarse y escuchar su propia canción, todo se detiene. Los colores se apagan y un destello solitario pálidamente brilla. Por eso, ella debe aprender la diferencia entre el bien y el mal, conocer los límites de su canción y saber que el sentido de su música es tocar la melodía del universo con sus destellos de colores, una y otra vez.
Y tú ¿con que melodía quieres brillar?
Hasta mañana... acompañen la magia del pay, la hazaña de la araña y la luz del saber.
mlojiux@yahoo.com
Pero no hay nada que la galaxia pueda hacer para evitarlo, fue su luz la que, de tanto concentrar la energía para la música, se desprendió de sí y empezó a entonar una nueva melodía. Detenida, reflexiva, contenida y limitada en palabras que no encuentran la forma de volver a bailar a un sólo son y diluirse indefinidamente en la música del universo. Fueron sus lazos fortalecidos los que entonaron su propia canción para entrenerse y acompañarse mientras reproducía su ciclo vital. Como si en medio de su luz hubiera quedado atrapada sin salida, en ese instante en el que despertó.
Hay cierto vicio en ella, pero libre ya no puede renunciar a su pensamiento. Cuando la galaxia sólo quiere pensarse y escuchar su propia canción, todo se detiene. Los colores se apagan y un destello solitario pálidamente brilla. Por eso, ella debe aprender la diferencia entre el bien y el mal, conocer los límites de su canción y saber que el sentido de su música es tocar la melodía del universo con sus destellos de colores, una y otra vez.
Y tú ¿con que melodía quieres brillar?
Hasta mañana... acompañen la magia del pay, la hazaña de la araña y la luz del saber.
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