miércoles, 17 de octubre de 2007

el ogro toteco

Una vez el ogro toteco, sentado en la más alta roca de la montaña, pensaba sobre su pasado. Ya estaba viejo y cansado, cual retrato de Dorian Grey, su rostro empezaba a llevar la huella de sus tristezas y horrores, sin poder disimular más. Recordaba su infancia recurrentemente, aunque sus anécdotas no siempre podían seguir el relato de los acontecimientos... pues el tiempo roba de la memoria. Conservaba mejor su juventud pero su dicha eran los años de padre y esposo, pleno y feliz. Los años en que ya no estaba atado a su karma originario. Esos días en que todos nos hacemos libres de trazar las nuevas rutas de nuestro propio destino. Sin embargo, estas rutas traen consigo nuevos karmas y encrucijadas. A final de cuentas... son estos misterios los que le van dando sentido y razones a la vida. Tomas decisiones que, probablemente, te llevan por caminos que no contemplabas. Pero en esos caminos también encuentras la magia y los regalos de vida.

Este ogro sólo lamentaba una cosa, pero con eso bastaba para cargar en secreto su dolor. A todo el mundo mostraba sus éxitos. Desplegaba su experiencia y sus logros sin escuchar más que el eco de su voz entonando su letargo discursivo. Cruzaba los brazos al percibir alguna otra voz a su alrededor y cerraba sus oídos con el alma para que nada rozara ese dolor ahí escondido, para que nadie supiera su verdad.

Pero qué era eso que tanto atormentaba al ogro toteco, qué era aquello que lo avergonzaba y que tanto quería ocultar. Nadie lo supo. Sólo sabían, que era tan grande la carga de este ogro, que incluso al sonreír se esforzaba por simular la dicha perdida. A todos quería apagar y empequeñecer para que ninguna luz brillara cerca, evidenciando su oscuro corazón. Juzgaba a las personas, sin siquiera conocerlas, y siempre tenía algo que decir para aminorar a los otros. Para quitarles hermosura. Alumbrando las sombras ajenas ante el terror de darle cara a las suyas propias.

Solo y triste íba muriendo, sin percatarse de todo lo que le rodeaba.

Y tú ¿qué quieres ocultar?


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mlojiux@yahoo.com

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