lunes, 29 de mayo de 2023

medio...

 ... siglo.



El placer de amanecer y sentir que todo luce a tu alrededor, en armonía y sin esfuerzo, es un gran obsequio cuando de festejar se trata. Hoy será un día para dedicarme a mí. Mis regalos serán el cuidado, la vanidad, las letras, la posibilidad de nuevos proyectos y el deleite del dormir en calma. Contemplación. Antojos culinarios. Recibir sin interrupciones. Abrazar mi vida. Cantar, bailar y asombrarme del mundo en su acontecer. Celebrar mi cotidianidad.

Podemos decir que estoy a la mitad del trayecto. Un siglo es una era. Cumplir un lustro es saber que somos una huella que no se puede borrar y que hemos surcado "la senda que nunca se ha de volver a pisar"... "al mirar la vista atrás"... saber que no hay nada del ayer que hoy merme o despierte nostalgia y que en el futuro todo es posible porque sólo existe el presente.

Cinco décadas. A los 10 años me devoraba una infancia que afortunada crecía en un colegio experimental que nos inculcó la libertad: Max Planck. Entonces... la gran herencia era cambiar el mundo. Quito fue mi hogar y doy gracias por todo lo que pude cultivar gracias a la fortuna de vivir en la luz de América, cuyo centro histórico es patrimonio de la humanidad. El Ecuador me abrió los horizontes con la certeza de que el Sur también existe. El más grande obsequio: una adolescencia formidable.

A los 20 años me realizaba inmersa sin pretexto alguno en la filosofía. En la icónica Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, todavía sin poder ocupar a mis anchas Ciudad Universitaria, mucho menos la Ciudad de México: la inmensidad multitudinaria era una experiencia abismal. Mi terruño fue el centro de Coyoacán y el privilegio de desde mi balcón mirar el kiosco y el campanario escuchar. Entonces... la gran inspiración era cambiar el mundo. Y tuve la fortuna de entregarme a los caminos del buen amor, sin temor a convertirme en la persona que había soñado ser. Así como me entregué al arrebato de decidir que la filosofía es expresión libre y de lo que se trata es de hacer tu propia filosofía, hacer tu camino y descubrir que vale más construir en amistad. De la ética, brotó la inquietud amorosa y entonces surgió el problema de la conciencia: ¿Cómo definirla a la luz del cerebro? Y supe que tal interrogante sería mi vida entera. 

A los 30 años me expandía por completo trabajando en la Secretaría de Educación Pública. Una experiencia laboral grandiosa, previa, en el periódico REFORMA en el departamento de investigación (encuestas); y una maestría en Políticas Públicas en el ITAM... mediante: cuyo propósito era conjugar educación y filosofía, economía y ética, desarrollo social y vida plena. Tuve la suerte de ser parte de una Reforma Educativa. Tal cumpleaños lo conmemoré de todas las formas posibles. Dando espacio a cada una de las partes de mi habitar que daban forma a mi vida. Y sí se cerró un gran ciclo. Entonces... la mesa estaba puesta para empezar a cambiar el mundo. La década en curso me regaló: la bioética, la neurofisiología, la interdisciplina, los albores de mi teoría sobre la conciencia (ya como una propuesta teórica propia), una vuelta a la Facultad con una maestría en Filosofía (trunca porque la vida me arrojó a cumplir todos mis sueños con tal determinación que el tiempo no alcanzaba ni para respirar... el asombro fue el sello de tal época), el bosque, este blog, mi tesis de maestría en políticas públicas, los derechos humanos y un espinoso camino para alcanzar mi doctorado en ciencias de la salud (humanidades/bioética). ¡Dioses del Olimpo! 

A los 40 años, en cambio, no había motivo para celebrar... el peor de todos los cumpleaños. Tal abundancia no podía concretarse de modo alguno y nació "mi vida en 40 libros"...  un listado de títulos cuya esencia era poder atrapar tal hybris para que el tiempo me diera la pauta para lograr concluir lo que entonces fuera cumplir el propósito de cambiar el mundo. Broté a lo que me gusta llamar: la década perdida de mi vida. Sin embargo, los años que recordaré con satisfacción profunda. El océano era tan hondo, largo y ancho que ya no encontraba la fuerza para remar. El horizonte seguía abierto hasta el infinito... parecía que había perdido todos los trenes de la vida. Concluí el doctorado 10 años tarde para poder encontrar el empleo que merezco. Porque.... ¡carajo! ¡si mi vida no ha sido un recorrido lleno de mérito... sabrá Dios qué quiere el mundo de nuestros esfuerzos vitales! Y éste es el gran orgullo que he compartido estos diez días de cuenta regresiva. Este es el trazo que no cambiaría por ninguna otra certeza (financiera, en específico), por ningún tipo de autosatisfacción (afectiva, en especial)... es así que sé que hice todo lo que era necesario para hilar un granito de arena y cambiar el mundo. Y esto lo vale todo.

Ante mí: mi "vida en 40 libros y más"... me espera. La esperanza de al fin contar con un empleo digno... jamás la perderé. Y todo lo que se quedó en el camino fue porque no estuvo a la altura de las circunstancias. Cuando uno decide darse por entero... hay caprichos que una dama no puede tener. Cual sobreviviente soy: vivo plena y feliz. Lo que uno se gana con sus propias manos nada lo puede tocar. Sólo quien sabe mirar con amor logra ver el brillo de quien se pulió con convicción profunda... dispuesta a renunciar a todo para ganar la dicha de ver el mundo cambiar. Fue así que me convertí en quien soy. El último año me ha regalado el via crusis existencial más extraordinario que jamás hubiese podido soñar. Y esto es la magia: descubrir cuán grande es el amanecer cuando tus horizontes traspasan el sendero de lo posible... lo mediano... lo mediocre... lo común... Cuando te atreves a no fijarte jamás en lo que la gente diga o vea en ti. Cuando con Fe te entregas de la mano de Dios a tu destino escrito en Oro. Amén.

A los 50... me tengo a mí. Y por primera vez festejo sin otra invitación que la que me brindo a mí misma en mi abrazo de bosque encantado. Este sí que será el mejor de todos los cumpleaños y esta década estará marcada por la conclusión, el logro, la completud, los frutos maduros, el reconocimiento y la justicia. Un nuevo nacer para devenir lo que siempre fui. 


Y tú... ¿eres feliz?


Feliz cumpleaños 
a  este caparazón 
forjado de jade y miel...
amadas mágicas tortugas.
GRACIAS

"pendant la éternité"






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