miércoles, 13 de agosto de 2025

aliento...

 ... de luz.



Cuando miramos el cielo descubrimos que la luz tiene más de una tesitura. La luz no sólo se ve. Se siente en el alma y nos estremece el cuerpo. Es un misterio del cual nos gratificamos en todos los instantes de nuestra vida. 

Existe también la luz del entendimiento. Aquella iluminación que nos regala enseñanzas y claridad. Así como existe el brillo personal de cada ser humano.

Hay sentimientos y emociones, ideas y pensamientos, motivaciones y anhelos que son susceptibles de nitideces indistintas. Palabras sabias y generosas. Escucha armónica. El sentido de la vida, en sí, es ya un gran halo de luz. Un haz y una faz que nos guían a través de nuestros senderos y caminos. 

Aprender a mirar los destellos de la iluminación a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos es el crecimiento del alma en su descubrirse a sí misma, descifrar la razón de su existencia y comprometerse con todos los motivos comunes que nos hacen ser parte de un mundo, habitar un planeta y pertenecer a un grupo social en el marco de un contexto geográfico e histórico. Es decir: el sentido de la civilidad.

Y existe también la iluminación a través del rostro de nuestro ser amado. Esa luz que nos llena de inspiración y ánimo renovado cada día al despertar.



Y tú... ¿amas la luz?


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